Viraje en desarrollo de energía nuclear

Hace poco, el Banco Mundial (BM) anunció la supresión de su prohibición de financiar proyectos de energía nuclear en los países en vías de desarrollo. Esta decisión de carácter histórico supone una nueva oportunidad para satisfacer la "sed energética" y la creciente demanda eléctrica vinculada al desarrollo económico de numerosas naciones.

Se trata de la política opuesta a la establecida en 2013 por la misma institución bancaria, que suspendió la financiación de proyectos nucleares. Ahora, su plan consiste en apoyar los esfuerzos para ampliar la vida útil de los reactores existentes en los países que ya los tienen, mejorar la red y las infraestructuras relacionadas, y cooperar para acelerar el potencial de los pequeños reactores modulares.

El hecho de que una prestigiosa institución financiera multilateral como el BM vuelva a considerar respaldar proyectos de dicho tipo ha reanimado significativamente el sector, que se encontraba originalmente en una fase prolongada de declive a raíz de seguidos accidentes como los de Chernóbil en 1986, Three Mile Island (Estados Unidos) en 1979 y Fukushima (Japón) en 2011.

La decisión del BM concuerda totalmente con los requisitos de desarrollo de la economía. Según el presidente de la entidad, Ajay Banga, se prevé que la demanda de electricidad en los países en desarrollo se duplique hacia 2035, por lo que será necesario aumentar las inversiones en producción, infraestructura y almacenamiento de energía de los actuales 280 mil millones de dólares a unos 630 mil millones.

Además, la emergencia y el auge de las tecnologías apoyadas por la inteligencia artificial (IA) y la enorme demanda energética de los arsenales de datos han planteado la necesidad sin precedentes de ampliar la capacidad de producción de este ámbito. La electricidad proveniente de las reacciones nucleares, gracias a sus estables suministros, ha atraído inversiones no solo de los gobiernos, sino también de gigantes tecnológicos como Google, Microsoft y Amazon, que buscan asegurarse energéticamente en la carrera por el desarrollo de la IA.

Amén de los beneficios económicos, la energía nuclear también es una llave para alcanzar la neutralidad de carbono. En un contexto global dominado por la búsqueda de las energías limpias, las centrales nucleares, que apenas emiten gases de efecto invernadero ni contaminantes atmosféricos durante su funcionamiento, se están convirtiendo en una opción preferible que acerca al mundo a ambiciosos objetivos climáticos.

En la 29ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en 2024, la energía nuclear fue reconocida como una de las soluciones necesarias para controlar el aumento de la temperatura del planeta.

Teniendo en cuenta sus ventajas, el renacimiento de la industria nuclear se está perfilando como una tendencia en numerosos países. Recientemente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una serie de decretos para aumentar la capacidad nuclear nacional de 100 gigavatios en 2024 a 400 gigavatios en 2050. El Parlamento Federal de Bélgica también aprobó la derogación de la Ley nacional de 2003 que obligaba al país a abandonar la producción de energía nuclear.

Este cambio legislativo marcó un viraje en las políticas energéticas de Bruselas. El apoyo de la mayoría de los parlamentarios evidencia el fuerte compromiso del Gobierno belga con la reinversión y el desarrollo de la energía nuclear para garantizar la seguridad energética y apoyar la transición ecológica. Varios otros países también están revisando sus políticas en este ámbito.

El desarrollo de la energía nuclear se ha topado con preocupaciones relacionadas con la gestión de residuos radiactivos, los estándares de seguridad y la demanda de costes, tecnología e inversiones a largo plazo para construir las centrales. Sin embargo, estos obstáculos se están despejando uno por uno gracias al avance de la ciencia y la tecnología. Dicha alternativa se considera hoy en día clave para abordar problemas tan espinosos como el cambio climático y la seguridad energética.

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