La UE planea anunciar en el primer trimestre de 2025 una propuesta para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 90 % para 2040 en comparación con los niveles de 1990. Esta medida se considera un paso importante para lograr la neutralidad de carbono en 2050 y también es un objetivo clave del Pacto Verde Europeo.
Sin embargo, Wopke Hoekstra, comisario de Acción por el Clima de la UE, dijo recientemente que el bloque se había visto obligado a retrasar el anuncio debido a la incapacidad de alcanzar un consenso entre los países miembros.
El mayor “nudo” en la mesa de negociaciones sobre el clima es el desacuerdo entre los países relacionados con la cifra del 90 por ciento de las emisiones que la UE quiere reducir para 2040. Peter Liese, un legislador del Partido Popular Europeo, cuya voz es decisiva en el Parlamento Europeo, destacó que esa meta es demasiado ambiciosa y podría afectar negativamente las perspectivas de crecimiento de las industrias de la UE. Italia propuso reducirlo al 80 o 85 por ciento. Otros países como la República Checa, Eslovaquia y Hungría expresaron escepticismo sobre la posibilidad de alcanzar este objetivo.
No es la primera vez que los Estados miembros de la UE difieren en cuanto a las metas climáticas. El Pacto Verde Europeo se ha enfrentado a la oposición de algunos países, que afirman que sus normativas ambientales suponen una carga para las empresas, especialmente en un contexto de altos precios de la energía y una demanda global débil. El primer ministro checo, Petr Fiala, expresó su preocupación porque la UE no pueda lograr simultáneamente dos objetivos: reducir las emisiones en un 90 por ciento hacia 2040 y desarrollar las industrias. Además, afirmó que seguirá buscando aliados en la UE para modificar este acuerdo.
La UE no solo tiene que hacer frente a la presión de algunos gobiernos de estados miembros, sino que también debe encontrar la manera de equilibrar la política climática y los intereses empresariales. La Comisión Europea (CE) ha hecho recientemente una concesión al acordar flexibilizar las regulaciones sobre emisiones de carbono para la industria de fabricación de automóviles. La medida llega en un momento en que los fabricantes europeos de automóviles se enfrentan a una competencia global cada vez más feroz y a estrictas normas sobre la reducción de las emisiones de carbono.
Según un reciente informe del Servicio de Cambio Climático Copernicus de la UE, el pasado mes de marzo Europa registró temperaturas récord desde que se empezaron a recopilar datos, lo que provocó una serie de fenómenos meteorológicos extremos. Muchas zonas experimentaron su marzo más seco, mientras que otras registraron las mayores precipitaciones de los últimos cincuenta años.
Las estadísticas de la Agencia Europea de Medio Ambiente muestran que los problemas relativos al clima han causado entre 85 mil y 145 mil muertes en Europa en los últimos 40 años. Es preocupante que los riesgos climáticos se hayan convertido en una amenaza constante para la seguridad energética y alimentaria, los ecosistemas, la infraestructura, los recursos hídricos, la economía y la salud de los ciudadanos. Según los expertos, si no se actúa rápidamente, el precio que el mundo y, en particular, Europa tendrán que pagar por el cambio climático será cada vez mayor.
Las consecuencias del cambio climático constituyen una carga, pero también una motivación para que la UE no se permita retroceder ni desviarse del camino hacia la transición ecológica. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, hizo hincapié en que, a pesar de los retos, la UE perseguirá firmemente sus objetivos climáticos. Mientras tanto, los expertos afirman que la transición ecológica no solo supone un desafío para la estabilidad económica y social de la UE, sino también una prueba de la solidaridad de los 27 Estados miembros.