La COP27 se considera el único foro internacional en la que todos los participantes concuerdan propuestas para solucionar la crisis climática. Esta reunión ofrece esperanza dada la urgencia de la actual crisis climática. Para muchos, la crisis climática no es el futuro, sino una cruda realidad de hoy. En este contexto, Alemania, el pionero de los esfuerzos en transición verde de Europa, está haciendo campaña para poner fin a la era de los combustibles fósiles antes de tiempo y acelerar la reducción de las emisiones.
La transición a energías renovables y sostenibles es necesaria no solo para lograr el crecimiento económico, sino también para mejorar la vida de las personas.
De acuerdo con la ministra de asun exteriores alemana, Annalena Baerbock, los países deben estar dispuestos a dar una respuesta cooperada al cambio climático, tales como la reducción conjunta de emisiones de gases de efecto invernadero y soluciones a los asuntos financieros. Advirtió que, sin acelerar la transición a las energías renovables será difícil lograr el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, como se prometió en el Acuerdo de París 2015.
Según Mahmoud Mohieldin, activista contra el cambio climático de las Naciones Unidas en COP27, la transición a energías renovables y sostenibles es necesaria no solo para lograr el crecimiento económico, sino también para mejorar la vida de las personas. Sin embargo, los compromisos financieros sobre este asunto aún son modestos. En la reunión titulada “Cambiadores de juego de promoción de transición energética mundial”, el activista dio a conocer que, en realidad, la transformación energética absorberá la mayor parte del financiamiento climático.
Sin contar China, los países desarrollados necesitan alrededor de mil millones de dólares por año para sostener la transición energética y el acceso de 600 millones africanos a la energía. Este desembolso es 10 veces mayor que la suma total comprometida en Copenhague para las acciones climáticas en las naciones en desarrollo. No obstante, solo siete de 23 países desarrollados cumplieron su compromiso. El año pasado, el 80 por ciento de las inversiones en el sector energético se dedicó a energía renovable, pero este sector contribuyó menos del cinco por ciento a la producción energética mundial.
Con el fin de ayudar a las naciones en desarrollo a acelerar la transición energética, el enviado de Estados Unidos para temas climáticos, John Kerry, expuso un plan de compensación de carbono. Se prevé que el Plan Acelerador de Transición Energética de Estados Unidos respaldará los proyectos de energía renovable y acelerar la transición energética en los países en desarrollo. El Gobierno estadounidense desarrollará dicho programa junto a los Fondos Bezos Earth y Rockefeller hasta finales de 2030 y posiblemente hasta 2035.
El ETA pretende operar el mercado de carbono con el fin de destinar capitales para acelerar la transición a la energía limpia, cerrar centrales eléctricas de carbón y construir plantas de energía renovable. Mientras, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) firmó un acuerdo de cooperación con el Fondo Verde del Clima (GCF) a fin de impulsar la transición verde en América Latina y el Caribe. Por otro lado, el BID asignará préstamos concesionales por valor de 450 millones de dólares a Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Jamaica, Panamá, Paraguay y Uruguay.
Dichos préstamos serán desembolsados a través de proyectos implementados por el GCF. Indonesia recién recibió avisos de Estados Unidos, Japón, Banco Mundial, el Banco Asiático de Desarrollo y el Fondo de Inversión Climática sobre una inversión de 20 mil millones de dólares para la transición energética, a fin de lograr cero emisiones netas en este país.
La transición energética se ha convertido en un problema urgente global y la COP27 está trabajando para impulsar los compromisos y acciones de los países. La energía tradicional está cediendo espacio a la renovable, pero es difícil alcanzar el objetivo de reducir a cero las emisiones netas. El mundo necesita más que nunca la solidaridad, la cooperación y más compromisos de los donantes en la transición energética.