Crisis de residuos plásticos y dilema del equilibrio de intereses entre países

Representantes de más de 180 países y numerosas organizaciones internacionales se reunieron en Ginebra (Suiza) con el objetivo de elaborar el primer tratado internacional jurídicamente vinculante para paliar la contaminación por plásticos. Sin embargo, las negociaciones han llegado a un punto muerto porque aún no se ha encontrado una solución que equilibre los intereses de las naciones.

Crisis de residuos plásticos y dilema del equilibrio de intereses entre países

Ubicada en un lugar destacado frente a la sede de las Naciones Unidas en Ginebra, donde se llevan a cabo las negociaciones, la escultura titulada “La carga del pensador” del artista canadiense Benjamin Von Wong ha captado la atención de los aproximadamente tres mil 700 delegados de todo el mundo. La obra representa a un hombre que sostiene a un niño en un brazo y una botella de plástico aplastada en el otro, con una mirada reflexiva hacia el caos de residuos plásticos que rodea la figura de la “Madre Tierra”. Esta escultura describe la preocupación intergeneracional ante el “tsunami” de desechos plásticos que inunda cada rincón del planeta, con consecuencias devastadoras para la salud humana, la destrucción de los ecosistemas y la aceleración del cambio climático, que amenazan el futuro de la humanidad.

Según las últimas investigaciones, se producen más de 460 millones de toneladas de plástico al año en todo el mundo, de las cuales el 81 por ciento se convierte enseguida en basura. Se estima que, para el año 2060, la producción anual de plástico podría triplicarse y superar los mil millones de toneladas. La producción de plástico genera más emisiones de gases de efecto invernadero que el sector de la aviación en su totalidad. A pesar de ello, solo se recicla el nueve por ciento de los residuos plásticos, mientras que el resto se quema, se entierra o se vierte directamente al medio ambiente, lo que provoca una crisis medioambiental de alcance global.

La producción, el consumo y la gestión irresponsables del plástico han provocado la presencia omnipresente de los microplásticos en todos los rincones del planeta, desde las cimas más altas hasta las fosas oceánicas más profundas, e incluso en el cuerpo humano.

Al declarar que los seres humanos son una prueba viviente de la urgencia del problema de la contaminación plástica, el negociador panameño Juan Monterrey Gómez advirtió que "los microplásticos están presentes en las primeras lágrimas de un bebé recién nacido". Aunque esta afirmación pueda parecer alarmista, la ciencia ha confirmado recientemente un hecho impactante: los microplásticos se han encontrado no solo en la sangre y los pulmones, sino también en la leche materna, el cerebro, la placenta y la médula ósea humanas.

En 2022, los países acordaron iniciar un proceso de negociación para elaborar el primer tratado internacional jurídicamente vinculante con el objetivo de poner fin a la crisis de los residuos plásticos. Sin embargo, tras tres años de negociaciones, las discusiones siguen siendo tensas y no se ha llegado a un acuerdo sobre las disposiciones clave del tratado.

El principal punto de desacuerdo es si el tratado debería centrarse en reducir la producción de plástico o simplemente en gestionar los residuos.

En la ronda actual de negociaciones en Ginebra, un grupo de países liderado por la Unión Europea (UE), entre los que se encuentran Australia, Canadá, Suiza, el Reino Unido y varios países de África y América Latina, apoya un tratado ambicioso con disposiciones estrictas para reducir la producción de plástico y prohibir el uso de productos químicos tóxicos durante su fabricación.

Sin embargo, los principales países productores de petróleo se oponen a cualquier regulación vinculante que limite la producción y solo están dispuestos a centrarse en el tratamiento de los residuos. Según los estudios, el 98 por ciento del plástico de un solo uso proviene de combustibles fósiles, por lo que no es de extrañar que los gigantes petroleros se resistan a reducir la producción.

El tratado internacional sobre el plástico solo se alcanzará cuando se encuentre una solución al dilema del equilibrio de intereses entre los países. No obstante, con posturas opuestas como las mencionadas anteriormente, las negociaciones en Ginebra han vuelto a estancarse. Mientras tanto, el artista canadiense Benjamin Von Wong sigue colocando pacientemente más residuos plásticos alrededor de su obra cada día. Cuando concluyó la ronda de negociaciones, la escultura de aproximadamente seis metros de altura ya estaba sumergida bajo montones de plástico.

Se trata de una advertencia más elocuente para los negociadores. Mientras estos profundos desacuerdos siguen sin resolverse, cientos de millones de toneladas de desechos plásticos siguen vertiéndose periódicamente al medio ambiente, amenazando con sepultar toda la Tierra.

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