Esta fue la primera ocasión en la que el diálogo CAJAD reunió a jefes de Estado de Asia Central desde la creación del mecanismo de cooperación hace más de dos décadas, para lo que acudieron los presidentes de Uzbekistán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Turkmenistán. En un contexto de creciente complejidad regional y global, los líderes de Japón y Asia Central definieron un marco de cooperación política, económica y sectorial más amplio centrado en tres prioridades: el desarrollo de infraestructuras de transporte, la reducción de las emisiones de carbono y el fortalecimiento de los intercambios entre los pueblos.
Asia Central, cuya relevancia geopolítica y económica no deja de crecer, se considera un espacio de articulación entre Europa y Asia. Gracias a sus abundantes recursos energéticos y minerales, así como a su notable dinamismo económico y demográfico, se está posicionando como un polo de creciente interés para la inversión y la cooperación de las principales potencias. En tal escenario, el mecanismo CA+JAD, propuesto por Japón en 2004, se basa en la convicción de que la estabilidad y el desarrollo de Asia Central requieren una mayor cooperación regional para afrontar los desafíos comunes.
Durante la primera cumbre del CA+JAD, celebrada recientemente en Tokio, la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, anunció el lanzamiento de la “Iniciativa Tokio CA+JAD”, cuyo objetivo es impulsar la modernización y la diversificación industrial de los cinco países centroasiáticos, así como reforzar una relación mutuamente beneficiosa con Japón. El programa identificó tres ejes de cooperación: el desarrollo verde y el fortalecimiento de la resiliencia, la conectividad y el desarrollo de los recursos humanos.
Los dirigentes de Asia Central dieron su beneplácito a la Iniciativa y agradecieron el apoyo de Japón en los tres ámbitos prioritarios de colaboración. Los signatarios se plantearon el objetivo de implementar proyectos empresariales por valor de tres billones de yenes (unos 19 mil millones de dólares estadounidenses) en los próximos cinco años. Asimismo, manifestaron el deseo de desarrollar proyectos de beneficio mutuo, así como un firme interés en seguir fortaleciendo la cooperación y la articulación con Japón en diversos sectores.
Con miras a impulsar el desarrollo sostenible y reforzar la capacidad de respuesta ante crisis, la nación del Sol Naciente reafirmó su compromiso de cooperar en la transición energética, la adaptación al cambio climático, la reducción del riesgo de desastres y el fortalecimiento de las cadenas de suministro de minerales esenciales. Tokio también manifestó su apoyo a la Ruta Internacional de Transporte Transcaspiana, conocida como el Corredor Medio, así como a la creación de una Asociación en Inteligencia Artificial Japón–Asia Central. Lo anterior refleja el creciente interés nipón por la logística regional, especialmente en un contexto en el que Asia Central desempeña el papel de puente entre Oriente y Occidente.
Tras veinte años de cooperación, el comercio de Japón con los países de Asia Central ronda los 35 mil millones de dólares. En particular, las reservas de elementos de tierras raras de Asia Central convierten a la región en un centro potencial dentro del proceso de transición energética global. Frente a la intensa competencia actual, el acceso de Japón a fuentes de recursos estratégicos, incluidos los minerales de tierras raras, reviste un interés estratégico clave para ese país.