Las curvas cerradas y algunos tramos de carretera en reparación y construcción aún representan un reto para los visitantes, pero viajar a Y Ty es menos difícil cada año.
Tras la reorganización territorial, la superficie de la nueva comuna de Y Ty es más extensa, lo que abre mayores oportunidades para el desarrollo del turismo local.
Los mochileros con experiencia suelen elegir los meses de octubre a diciembre para visitar Y Ty. En esa temporada la marcada diferencia de temperatura entre el día y la noche favorece la aparición del espectacular fenómeno conocido como “mar de nubes”.
Las nubes deslizándose suavemente por las laderas montañosas ofrecen un espectáculo que se aprecia mejor al amanecer y al atardecer.
Cuando no se alcanza la altitud adecuada, la visibilidad dentro de este mar de nubes es muy limitada. En ocasiones, resulta imposible distinguir a una persona situada a menos de diez metros de distancia.
El amanecer en las cumbres de Y Ty tiene la virtud de hacer que cualquier visitante se olvide del tiempo y la realidad.
Tras superar caminos escarpados y soportar un clima riguroso, los viajeros son recompensados con unas vistas majestuosas.
Esa es una de las razones por las que esta tierra, enclavada junto a la cordillera Nui Co San, se considera uno de los destinos imprescindibles de la provincia de Lao Cai.
Contemplar el amanecer sobre el mar de nubes de Y Ty constituye una experiencia inolvidable.
Los atardeceres son más hermosos entre las 16:30 y las 17:00.
En Y Ty se puede observar escarcha sobre la vegetación. Sin embargo, este fenómeno suele ser breve y desaparece rápidamente con la salida del sol.
En las zonas de menor altitud es aún menos frecuente, aunque suficiente para que los visitantes capturen imágenes singulares.
De hecho, Y Ty conserva su encanto durante todo el año. A finales de agosto o principios de septiembre, los turistas pueden admirar los arrozales en terrazas durante la temporada dorada de la cosecha. También pueden sumergirse en el ambiente de los mercados tradicionales de las tierras altas y experimentar de primera mano la cultura y la gastronomía de las minorías étnicas locales.