Aunque Irán y Estados Unidos proclaman a cada momento su compromiso con la vía diplomática, los esfuerzos en este sentido no logran acercar posturas para alcanzar un acuerdo.
Tras un largo período de estancamiento desde que Washington suspendió unilateralmente el acuerdo nuclear con Teherán, las partes retoman intermitentemente las negociaciones, pero estas no lograr resolver los asuntos pendientes.
Ambas partes tenían planeada una sexta ronda de conversaciones, pero el ataque sorpresa de Israel a las instalaciones nucleares iraníes en junio de este año y el posterior conflicto de 12 días, que incluyó bombardeos estadounidenses a dichas plantas, frustraron los esfuerzos de reconciliación.
Se cancelaron las negociaciones previstas y Teherán rechazó las conversaciones con Estados Unidos, lo que llevó al grupo E3 (Reino Unido, Francia y Alemania) a reactivar el mecanismo de sanciones a Irán en octubre pasado. A pesar de la intensificación de los esfuerzos diplomáticos en la segunda mitad de 2025, aún no se ha llegado a un acuerdo sobre los pasos a seguir con respecto al programa nuclear iraní.
Los recientes debates en el Consejo de Seguridad de la ONU no han conseguido congeniar las posiciones respecto al mantenimiento o el levantamiento de las sanciones a Irán. La causa fundamental de las discrepancias gira en torno al llamado Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), firmado por Irán y el grupo de potencias mundiales P5+1 en 2015.
La activación del mecanismo por parte de Francia, Alemania y Reino Unido ha llevado a Rusia y China a argumentar que el PAIC ya no es legalmente válido, lo que afecta la legitimidad de convocar una reunión del Consejo de Seguridad sobre el tema.
Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y otros miembros del Consejo de Seguridad sostienen que la resolución que condujo al acuerdo nuclear con Irán sigue vigente y que, por lo tanto, el Consejo debería seguir debatiendo la cuestión de la no proliferación nuclear. Desde la guerra de los 12 días, las tensiones entre Irán y Estados Unidos se han agudizado.
El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, confirmó que su país había cortado los canales de comunicación con el enviado especial estadounidense, Steve Witkoff, hacía varios meses. Aunque ambos países dicen estar abiertos a la posibilidad de llegar a un acuerdo por la vía diplomática, en la práctica cada parte plantea condiciones difíciles de aceptar para la otra.
Irán insiste en que su programa de misiles es defensivo, de carácter disuasorio y no negociable, una postura que reafirma con la realización de nuevos ejercicios con este tipo de armas.
Tel Aviv ha advertido de que Teherán está reconstruyendo y expandiendo la producción de misiles balísticos y de que ha reanudado su programa de enriquecimiento nuclear tras sufrir grandes pérdidas por los ataques aéreos israelíes y estadounidenses.
En ese escenario, el enviado especial adjunto de Estados Unidos para Oriente Medio, Morgan Ortagus, ha afirmado que Washington sigue dispuesto a negociar formalmente con Irán, pero solo si este está dispuesto a entablar un diálogo directo y significativo. Teherán ha reiterado su compromiso con los principios fundamentales del PAIC, que incluyen el acuerdo de limitar su programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones, pero hace hincapié en que la exigencia de que renuncie a enriquecer uranio contraviene sus derechos establecidos por el PAIC.
La mejor opción para Irán, Occidente y la comunidad internacional es alcanzar una solución que garantice que el programa nuclear iraní tenga fines pacíficos. El diálogo y el fortalecimiento de la confianza son la vía para resolver viejos conflictos y restaurar el PAIC, un documento crucial para la paz y la seguridad en la región.