Sin embargo, la oposición de Estados Unidos ha planteado importantes obstáculos para cumplir el “Marco de Cero Emisiones Netas”.
Al transportar alrededor del 80 por ciento del volumen del comercio mundial y representar casi el tres por ciento de las emisiones globales de CO₂, la industria naviera es una de las causas del cambio climático y de sus consecuencias para el ecosistema, como la contaminación del agua, el ruido y los residuos oceánicos.
Además del problema de las emisiones, siguen produciéndose vertidos de petróleo en zonas con alta densidad de buques, como el mar del Norte y el Mediterráneo, lo que perjudica la vida marina y la cadena alimentaria oceánica.
También son motivo de preocupación el plástico y las aguas residuales de los buques. Aunque la cantidad de residuos generados por las industrias pesquera y naviera ha disminuido en un 50 por ciento en la última década, su seguimiento y control siguen siendo difíciles.
La industria naviera se encuentra bajo presión para acelerar la transición a combustibles limpios, junto con soluciones portuarias y de transporte sostenibles, a fin de minimizar los impactos negativos en el medio marino.
Sin embargo, la transición ecológica de esta industria aún es muy lenta: solo algo más del tres por ciento del tonelaje total de buques en el mundo utiliza combustibles alternativos o baterías.
Una de las principales barreras para la transición es el suministro insuficiente de biocombustibles, debido a la competencia de otras industrias, como la aviación y la producción de energías renovables.
La reducción de las emisiones de carbono y la tecnología de almacenamiento de carbono se están convirtiendo en una preocupación prioritaria para las industrias, incluida la naviera.
A medida que las normativas medioambientales se vuelven más estrictas, las industrias y el transporte marítimo adoptan nuevas tecnologías de reducción de emisiones, lo que constituye un fuerte motor de crecimiento para el mercado global del carbono.
En julio de 2023, los Estados miembros de la Organización Marítima Internacional (OMI) acordaron el “compromiso de cero emisiones netas”, que tiene como objetivo reducir a cero las emisiones netas del transporte marítimo para 2050, con objetivos intermedios de reducción de emisiones para 2030 y 2040.
Entre las opciones planteadas se encuentran utilizar los ingresos para promover la adopción de combustibles y tecnologías avanzados de cero emisiones o apoyar los esfuerzos de descarbonización del sector naviero en los países en desarrollo.
El “Marco de Cero Emisiones Netas” de la OMI se incluye en el nuevo capítulo 5 del anexo VI del Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por los Buques.
Como uno de los 176 Estados miembros de la OMI, Estados Unidos se retiró de las negociaciones sobre el “Marco de Cero Emisiones Netas” en abril e instó a los países miembros a que consideraran retirar su apoyo a la propuesta.
La administración de Donald Trump ha rechazado la nueva propuesta de la OMI, ya que no acepta ninguna medida que aumente los costes para los ciudadanos, los proveedores de energía, las compañías navieras y sus clientes. Estados Unidos afirmó que instaría a los demás miembros de la OMI a oponerse a la propuesta y a adoptar contramedidas contra quienes la apoyan.
La OMI tiene previsto votar sobre la propuesta del “Marco de Cero Emisiones Netas” en octubre. Para su adopción, la propuesta necesita el apoyo de dos tercios de los 108 países participantes. No obstante, la propuesta para alcanzar las cero emisiones netas en el sector marítimo mundial se ha encontrado con importantes obstáculos debido a la oposición estadounidense.
El camino hacia la implementación de una “revolución verde” que abra una nueva era de transporte marítimo neutro en carbono y multiplique los esfuerzos por alcanzar los ambiciosos objetivos climáticos globales, sigue siendo tortuoso.