Oportunidades de integración para Siria

Siria ha logrado avances significativos en su camino hacia la reconstrucción y la integración internacional.

Un agente de seguridad sirio monta guardia en la ciudad de Ashrafiyat Sahnaya, al suroeste de Damasco. (Foto: Xinhua/VNA)
Un agente de seguridad sirio monta guardia en la ciudad de Ashrafiyat Sahnaya, al suroeste de Damasco. (Foto: Xinhua/VNA)

Tras 14 años de guerra civil, este país de Oriente Medio ha abierto un nuevo capítulo de desarrollo con muchas oportunidades, aunque siguen existiendo numerosos desafíos, como la inestabilidad en materia de seguridad, las divisiones étnicas y la compleja dinámica regional.

No obstante, cada vez hay más esperanzas sobre el "renacimiento" de Siria tras las devastaciones de la guerra. El pasado 24 de septiembre, por primera vez desde 1967, un presidente sirio pronunció un discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas. También se han alcanzado numerosos avances en el ámbito diplomático. Siria y Líbano alcanzaron un acuerdo para resolver asuntos pendientes, incluida la delimitación fronteriza y la vuelta de los refugiados. Por otro lado, Arabia Saudí y Catar anunciaron recientemente un paquete conjunto de ayuda financiera por valor de 89 millones de dólares destinado al sector público sirio.

Es innegable el esfuerzo del gobierno sirio por fomentar la reconciliación y la integración. Damasco ha estado reconstruyendo desde cero sus relaciones con los países vecinos mediante el diálogo, pese a la desconfianza inicial sobre su capacidad de gobernanza.

La positiva evolución de Siria en los últimos meses refleja en parte la acertada dirección del nuevo gobierno. Esto ha permitido que Damasco recupere la confianza y el respaldo de la comunidad internacional, así como atraiga las inversiones y la ayuda exterior necesarias para reconstruir una economía devastada por el conflicto. Según la Comisión Electoral Suprema de Siria, las elecciones parlamentarias del país se celebrarán el 5 de octubre. Serán las primeras elecciones desde la caída del expresidente Bashar al-Asad en diciembre de 2024.

Inicialmente previstas para septiembre de 2025, las elecciones se pospusieron debido a los enfrentamientos ocurridos en la provincia de Sweida en julio. La violencia derivada de conflictos étnicos y sectarios ha sido una cuestión persistente en una nación fragmentada por la guerra civil.

Los muchos años de guerra han agudizado las divisiones entre las comunidades y dificultado la unificación del país. La agencia Reuters señala que el complejo panorama étnico y religioso de Siria plantea un desafío para la reconciliación nacional. La mayoría de la población es musulmana sunita, y convive con minorías como los alauitas, cristianos, drusos y musulmanes chiitas. La reciente oleada de violencia en Sweida comenzó con enfrentamientos entre la comunidad drusa y tribus beduinas, y acabó arrastrando incluso al gobierno provisional sirio al conflicto. La inestabilidad en Sweida evidencia lo frágil que es la transición política en Siria.

Además, Siria ha sido durante mucho tiempo un "tablero estratégico" para diversas potencias, un escenario de disputas geopolíticas entre actores como Turquía, Israel, Irán y otras naciones. Los continuos bombardeos israelíes en territorio sirio, relacionados con los conflictos en el sur del país, agravan aún más la situación de la seguridad en Siria y en Oriente Medio en general.

A pesar de los esfuerzos visibles por la reconstrucción e integración del Gobierno sirio, los diplomáticos de la ONU siguen expresando dudas sobre la gobernanza y la situación de los derechos humanos en Siria.

Reconstruir Siria tras las devastaciones de la guerra no solo implica restablecer la economía o la infraestructura, sino también consolidar la confianza de su diversa población y la esperanza de la comunidad internacional.

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