Se trata de decisiones positivas que contribuyen a abrir una nueva fase de cooperación y apoyar a Siria en su avance hacia la estabilidad y la implementación de reformas para restablecer la economía tras el conflicto.
Estados Unidos (EE. UU.) y la Unión Europea (UE) han impuesto extensas sanciones a Siria durante los 14 años de guerra civil. Tras la caída del régimen del presidente Bashar al-Assad en diciembre de 2011, el Gobierno interino sirio ha buscado restablecer las relaciones con Occidente y ha solicitado el levantamiento de las sanciones. La supresión de las medidas restrictivas tiene como objetivo apoyar al pueblo sirio en sus esfuerzos por unirse y reconstruir el país.
En consecuencia, el Consejo de la UE ha retirado a 24 entidades de la lista del bloque a las que se les debe congelar los fondos y los recursos económicos. Esta lista incluye numerosos bancos y empresas que operan en sectores clave como la producción y refinación de petróleo, el algodón y las telecomunicaciones.
Según el Departamento del Tesoro de EE. UU., la eliminación de las sanciones facilitará las actividades en todos los sectores de la economía siria, ya que permitirá nuevas inversiones y actividades del sector privado, favoreciendo así las condiciones para la reconstrucción económica y la recuperación del sector financiero y de la infraestructura de Siria.
La supresión de las sanciones está condicionada a que Siria no se convierta en refugio de organizaciones terroristas y garantice la seguridad de las comunidades religiosas y étnicas minoritarias.
El Departamento de Estado de EE. UU. ha emitido una exención que permite a socios y aliados extranjeros participar en la reconstrucción de Siria, dando luz verde a las empresas para iniciar operaciones comerciales en el país de Oriente Medio.
La eliminación de las medidas restrictivas refleja un cambio significativo en la estrategia de la UE y EE. UU. hacia Siria tras la caída del régimen del presidente Bashar al-Assad y demuestra el firme compromiso de la UE de acompañar a la nación árabe en su proceso de transformación y desarrollo sostenible. La UE reafirma una vez más su disposición a cooperar con el Gobierno de transición sirio para construir un futuro de paz, inclusión e independencia, libre de injerencias externas.
El Gobierno interino sirio espera que la decisión de EE. UU. y la UE contribuya a aliviar las dificultades del país y allane el camino para las actividades humanitarias destinadas a distribuir suministros esenciales a la población siria. En la actualidad, 16,5 millones de personas, casi el 70 por ciento de sus habitantes, necesitan protección y asistencia humanitaria. Más de la mitad se enfrenta a la inseguridad alimentaria y casi 3 millones corren el riesgo de padecer hambre severa. El Gobierno interino ha declarado su disposición a cooperar con sus socios internacionales, siempre y cuando no haya injerencia en los asuntos internos del país.
Tras la decisión de EE. UU. y la UE de levantar las sanciones a Damasco, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha manifestado su disposición a brindar asistencia técnica a Siria. Según el FMI, Oriente Medio necesita un apoyo significativo para reconstruir su economía tras 14 años de conflicto. El Banco Mundial informó recientemente que Catar y Arabia Saudita han saldado la deuda de 15,5 millones de dólares que Siria tenía con la institución, lo que allana el camino para que Damasco acceda a fondos de ayuda y apoyo financiero. Según un informe del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, la reconstrucción de Siria costaría entre 250 y 400 mil millones de dólares.
Sin embargo, el país árabe aún enfrenta numerosos desafíos, con el riesgo de un nuevo conflicto y profundas divisiones sin resolver. El enviado especial de las Naciones Unidas para Siria, Geir Pedersen, expresó su preocupación por la posibilidad de nuevos actos de violencia y el debilitamiento de la confianza tras los recientes enfrentamientos sectarios en Siria contra las comunidades alauita y druza.
El embajador adjunto de Siria ante las Naciones Unidas, Riyadh Khdair, también afirmó que Siria aún enfrenta enormes desafíos, como el riesgo de colapso económico, destrucción generalizada e inestabilidad persistente. Además de medidas drásticas, el Gobierno interino sirio necesita un mayor apoyo de la comunidad internacional para ayudar al país a recuperarse, estabilizarse gradualmente y desarrollarse.