La economía de Alemania ante una desafiante encrucijada

En su informe anual recién publicado, el Consejo Alemán de Expertos Economistas advierte de unas perspectivas sombrías para la mayor economía de Europa en 2025. Los paquetes de estímulo y los gigantescos fondos de inversión no han sido lo suficientemente eficaces para librar al país de las crisis.

El canciller de Alemania, Friedrich Merz, habla en una rueda de prensa en Berlín. (Foto: Xinhua/VNA)
El canciller de Alemania, Friedrich Merz, habla en una rueda de prensa en Berlín. (Foto: Xinhua/VNA)

Se prevé que el producto interior bruto (PIB) de Alemania crezca solo un 0,2 por ciento este año y un 0,9 por ciento en 2026, según el documento, hecho público a medio año de la investidura del canciller Friedrich Merz.

Según Monika Schnitzer, presidenta del citado grupo de asesores, las perspectivas económicas en Alemania finalmente están pasando de negativas a positivas este año tras atravesar dos en recesión. Aun así, en comparación con otros países europeos, Alemania está rezagada y lejos de una verdadera recuperación.

En un cálculo adelantado de la Oficina Federal de Estadística de Alemania, el PIB de la locomotora económica de Europa no varió entre julio y septiembre de 2025 con respecto a los tres meses anteriores, lo que ha suscitado inquietudes respecto a su recuperación. La posibilidad de un tercer año consecutivo de estancamiento dependerá de los datos finales, que se darán a conocer a finales de noviembre.

El Gobierno de Merz ha puesto en marcha el Fondo Especial para Infraestructuras y Neutralidad Climática (SVIK), respaldado por 500 mil millones de euros, al servicio de los proyectos de transporte, digitalización e instalaciones educativas. Inicialmente se calificó como una herramienta útil para revitalizar la economía nacional. Sin embargo, los expertos han señalado el riesgo de que ese dinero se desvíe para cubrir gastos a corto plazo, como las pensiones de las mujeres o una mayor reducción de impuestos para los trabajadores que se desplazan lejos, lo que amenaza la sostenibilidad del presupuesto a largo plazo.

El actual gasto de Alemania se encuentra bajo presión debido al envejecimiento poblacional. Este año se destinarán más de 120 mil millones de euros a fondos de jubilaciones, una cantidad muy por encima de cualquier preferencia de inversión. El arraigado sistema de bienestar social en el país teutón, tradicionalmente un orgullo de Europa, acaba por ser un lastre para las inversiones y la productividad.

Merz admitió también que la carga fiscal y los costes energéticos están frenando las inversiones. A medida que negocia los precios de electricidad con la Unión Europea (UE), el Gobierno alemán prepara preferencias tributarias para alentar a las empresas a invertir en maquinaria y en digitalización, y planea acortar los impuestos corporativos a partir de 2028.

Las perspectivas poco prometedoras de crecimiento alemán tienen como contexto el debilitamiento continuo de sus exportaciones, consideradas un pilar de la economía, debido al fuerte aumento de los aranceles estadounidenses a los automóviles, el acero y el aluminio importados de Europa. A pesar de esto, puede apreciarse puntos brillantes como el repunte de inversiones en el rubro de maquinaria y dispositivos en el tercer trimestre del año, y la baja de las tasas de desempleo e inflación en octubre.

Cabe destacar una escalada meteórica del intercambio de bienes entre Alemania y China, gracias al cual esta ha vuelto a ser el mayor socio comercial del país europeo en los primeros ocho meses de 2025.

Especialistas han ofrecido un boceto multidimensional de oportunidades y desafíos para la economía alemana, incluidos el estancamiento, las cargas presupuestarias, los elevados costos energéticos, la desigualdad económica y los riesgos relativos a la productividad y la innovación. Aunque Alemania cuenta con vastos recursos económicos, surge la pregunta de si sus grandes paquetes de inversión proporcionarán realmente un impulso sostenible o si simplemente cubrirán los déficits de sus políticas.

Para los planificadores de políticas, la respuesta determinará no solo el futuro de la economía alemana, sino también la posición de Europa en la cadena de suministro global, considerando que otros integrantes del continente como Francia, los Países Bajos y las economías nórdicas avanzan rápidamente hacia la digitalización, la productividad y la reforma fiscal.

En ese contexto, el Consejo Alemán de Expertos Economistas recomendó que el Gobierno concentre sus inversiones en infraestructura e innovación, en lugar de utilizar el fondo SVIK para gastos a corto plazo. Sin ajustes, las oportunidades creadas por paquete de inversiones podrían desaprovecharse, auguró.

Subrayó igualmente la necesidad de impulsar la productividad, la innovación y las inversiones, así como reformular la política nacional de crecimiento y seguridad.

El Parlamento Federal de Alemania aprobó el presupuesto nacional anual, que además de la defensa, destinará una cuota récord a la recuperación económica. Aun así, se estima que el país europeo está abocado a una encrucijada plagada de obstáculos: debe sopesar, por un lado, el desembolso a corto plazo para cubrir las dificultades inmediatas y reactivar el crecimiento, y por otro, el enfoque en las inversiones estratégicas, la innovación y la justicia social a fin de mejorar la competitividad y conservar el liderazgo económico en el continente.

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