COP30, una prueba de solidaridad

Las negociaciones de la 30ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) en Belém (Brasil) continúan hasta altas horas de la noche a medida que el evento entra en su fase más difícil.

(Foto: https://cop30.br.)
(Foto: https://cop30.br.)

El tiempo restante de la Conferencia se agota -finalizará el viernes-, mientras la perspectiva de alcanzar un acuerdo final trascendental sigue siendo incierta.

Los miembros de las delegaciones negociadoras han sufrido noches de insomnio. La reunión del día 17 se prolongó hasta altas horas de la noche, pues Brasil ejerció presión para hallar una solución a las profundas discrepancias existentes. Los dos principales obstáculos para las negociaciones son el plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, que se considera insuficiente, y la falta de acuerdo sobre la financiación climática.

El borrador del acuerdo fue presentado por Brasil, pero el camino hasta alcanzar un documento final que abarque todos los aspectos es complejo. Según los medios occidentales, el documento refleja la profunda división existente entre, por un lado, una coalición de países que desea una hoja de ruta específica para la eliminación gradual de los combustibles fósiles y, por otro, el bloque de países productores de petróleo, opuesto a ello.

El borrador ofrece opciones flexibles, como la celebración de un seminario opcional para debatir “soluciones bajas en carbono” o una mesa redonda ministerial para ayudar a los países a “abandonar gradualmente su dependencia de los combustibles fósiles”. La compleja cuestión tema de la financiación climática, abordada en conferencias anteriores, sigue sin resolverse. Algunos países consideran que el lenguaje del borrador es poco contundente.

Lo que el mundo espera de la COP30 no son nuevas promesas ni compromisos, sino la implementación efectiva de los compromisos anteriores. En la Conferencia anterior, celebrada en Azerbaiyán en 2024, los países desarrollados se comprometieron a respaldar la financiación climática con 300 mil millones de dólares anuales a partir de 2035. Sin embargo, esa suma es una gota en el océano comparada con las necesidades reales. Un estudio de las Naciones Unidas revela que los países en desarrollo necesitan aproximadamente cuatro veces esa cantidad.

Entre los aspectos positivos de la COP30 estuvo el compromiso de varios países de movilizar dos mil 500 millones de dólares en 2030 a fin de prevenir la deforestación en la cuenca del río Congo. Además, algunas naciones como Dinamarca y Corea del Sur presentaron planes más ambiciosos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Para peor, se considera que esos 300 mil millones de dólares anuales son difíciles de alcanzar sin los aportes de Estados Unidos, que suele desempeñar un papel decisivo en las negociaciones internacionales. La ausencia de la delegación estadounidense fue un punto negativo en la Conferencia de Belém. La tendencia a recortar la ayuda exterior va en aumento, lo que dificulta la financiación climática. Los países desarrollados enfrentan presiones presupuestarias no solo debido a la recesión económica mundial y a la necesidad de priorizar los recursos para la recuperación post Covid-19, sino también por el rechazo de la ciudadanía a destinar grandes sumas a los compromisos internacionales.

El dilema consiste en que para los países en desarrollo, cualquier acción climática, desde el despliegue de sistemas de alerta temprana hasta la modernización de la infraestructura y la adaptación al cambio climático, requiere financiación. Actualmente se anima a los países en desarrollo a buscar nuevos modelos financieros, por ejemplo, los ingresos procedentes de impuestos sobre aeronaves y buques, o la movilización de fondos procedentes del sector privado.

Entre los aspectos positivos de la COP30 cabe destacar el compromiso de varios países de movilizar dos mil 500 millones de dólares en 2030 a fin de prevenir la deforestación en la cuenca del río Congo. Además, algunas naciones como Dinamarca y Corea del Sur presentaron planes más ambiciosos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

La COP30 coincide con el décimo aniversario del histórico Acuerdo de París sobre el cambio climático. Al reflexionar sobre los resultados alcanzados en esta última década, la investigadora Joanna Depledge, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), destacó que el Acuerdo de París no puede considerarse ni un fracaso ni un gran éxito, sino un acuerdo parcial.

La dificultad para conciliar intereses sigue siendo el principal obstáculo que impide que el debate climático culmine con éxito. La Conferencia constituye otra importante prueba de la solidaridad global frente a desafíos que nos afectan a todos por igual.

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