Objetivo Climático de la UE

El objetivo climático de la Unión Europea (UE) para 2040 supone un cambio de rumbo en la respuesta global al cambio climático y reafirma el compromiso de Europa con una actitud proactiva y cooperativa para lograr un futuro en armonía entre el desarrollo y la protección del planeta.

Ciudadanos se refrescan en un día caluroso en Roma, Italia. (Foto: VNA)
Ciudadanos se refrescan en un día caluroso en Roma, Italia. (Foto: VNA)

Los ministros de la UE competentes en la materia han llegado a un acuerdo ante la presión que supone llegar con compromisos específicos a la 30ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que se celebrará la próxima semana en Brasil. Los 27 Estados miembros no quieren llegar con las manos vacías a esta cita trascendental.

El nuevo objetivo climático de la UE es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 90 por ciento hacia el 2040 en comparación con los niveles de 1990, pero incluye una serie de disposiciones flexibles que reducen el compromiso real. Los Estados miembros podrán comprar créditos internacionales de carbono para compensar hasta en un cinco por ciento el objetivo planteado, con lo que la reducción real dentro del bloque sería de cerca del 85 por ciento.

La UE también dejó abierta la posibilidad de utilizar hasta un cinco por ciento más de créditos internacionales para alcanzar el objetivo climático de 2040, lo que en la práctica se traduciría en una reducción de aproximadamente del 80 por ciento.

Como resultado, los Estados miembros de la UE acordaron una serie de concesiones importantes, entre ellas la de aplazar hasta 2028 la puesta en marcha del nuevo mercado de carbono para el transporte por carretera y la calefacción industrial, y permitir cada dos años una revisión completa del objetivo de 2040.

Durante las negociaciones, Dinamarca, presidente rotativo de la UE, intentó conciliar las posturas de los países que apoyan el ambicioso objetivo con las de los escépticos, liderados por Italia, Polonia, Hungría y la República Checa, a los que les preocupa que el endurecimiento de la política climática afecte la competitividad industrial y los precios de la energía.

Persisten grandes diferencias entre los miembros de la UE. Italia, Polonia y la República Checa argumentan que los nuevos recortes son demasiado drásticos para sus industrias nacionales, lastradas por los elevados costes de la energía y la feroz competencia de las importaciones baratas. Los países de Europa occidental y nórdicos, donde las energías renovables y los vehículos eléctricos están experimentando un fuerte crecimiento, apoyan el objetivo mencionado, pero solicitan mayor flexibilidad.

Tras haber reducido las emisiones en un 37 por ciento con respecto a 1990, la UE sigue adelante con sus esfuerzos para alcanzar sus próximos objetivos climáticos. Si bien el bloque está reorientando sus prioridades hacia la defensa y el crecimiento económico, fijar un objetivo climático no se reduce a elegir una cifra; es una decisión política con profundas repercusiones en todo el continente.

Ante las presiones políticas y económicas, las diferencias de intereses, la capacidad financiera y la velocidad de la transición entre los Estados miembros, la UE ha tenido que adaptarse con flexibilidad para no afectar en exceso a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Alcanzar un acuerdo sobre un nuevo objetivo climático refuerza la posición de la UE en la COP30, donde al bloque siempre se le ha considerado el que posee la política medioambiental más ambiciosa del mundo.

El objetivo climático de la UE para 2040 se percibe como un punto de inflexión en el esfuerzo global por responder al cambio climático y reafirma el compromiso de Europa con el mundo de ser proactiva, cooperativa y trabajar por un futuro armonioso entre el desarrollo y la protección del planeta. Sin embargo, el camino del Viejo Continente hacia una economía verde sigue presentando desafíos.

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