Relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudí: un símbolo de cohesión

La imagen del cordial apretón de manos entre el presidente estadounidense Donald Trump y el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman en la Casa Blanca aparece de manera profusa en los medios de comunicación internacionales por estos días. El encuentro marcó la primera visita oficial al sucesor del trono saudí a Washington en más de siete años y evidenció el fortalecimiento de la alianza entre ambos países.

El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman Al Saud, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una reunión en Riad, el 13 de mayo de 2025. (Foto: XINHUA)
El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman Al Saud, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una reunión en Riad, el 13 de mayo de 2025. (Foto: XINHUA)

Bin Salman, al que se le concedieron los honores diplomáticos reservados habitualmente para visitas de alto nivel, recibió una alfombra roja, una guardia de honor de caballería, salvas de artillería y una exhibición aérea. Los analistas señalaron que esta cálida bienvenida transmite un mensaje contundente sobre la especial importancia que Washington, en particular el presidente Donald Trump, otorga a su relación con Riad, un socio clave de Estados Unidos en la región del Golfo.

Como era de esperar, la visita del príncipe heredero saudí a Estados Unidos propició importantes acuerdos de cooperación bilateral.

En su reunión con Donald Trump, Bin Salman anunció que el reino planea aumentar su inversión en Estados Unidos, que pasará de 600 millones de dólares a casi un billón. Esta expansión incluye compromisos previos en sectores estratégicos como tecnología, inteligencia artificial (IA) y proyectos energéticos.

Se prevé que esta sustancial inversión genere importantes beneficios para la principal economía mundial y marque un hito en los esfuerzos de diplomacia económica de Donald Trump. Según el inquilino de la Casa Blanca, las inversiones saudíes generarán millones de empleos y, al mismo tiempo, proporcionarán recursos cruciales a las empresas estadounidenses.

En respuesta a la buena voluntad del Estado del Golfo, la Casa Blanca reconoció oficialmente a Arabia Saudí como aliado principal no perteneciente a la OTAN. Además, Washington anunció la aprobación de la venta de cazas furtivos F-35 de última generación a la nación árabe, lo que le permitirá acceder a este armamento avanzado que durante mucho tiempo se había reservado exclusivamente a Israel, estrecho aliado de Estados Unidos en Oriente Medio. Este privilegio permitirá a Arabia Saudita modernizar significativamente las capacidades de su fuerza aérea.

Los analistas afirman que las excepciones que Washington y Riad se conceden mutuamente reflejan la consideración especial que ambas partes otorgan a sus vínculos. Para Estados Unidos, Arabia Saudí es su principal socio económico en la región y un actor clave en el panorama estratégico de Oriente Medio.

En realidad, el apoyo de Arabia Saudí es indispensable para que Washington pueda impulsar su plan de paz para Gaza, al tiempo que redefine su política en Oriente Medio sobre la base de una cooperación más estrecha con sus socios regionales.

Los lazos entre ambos países se estrecharon aún más cuando el mandatario dio una cálida bienvenida al heredero al trono saudí y le concedió a Riad prerrogativas reservadas únicamente a sus aliados más cercanos.

El fortalecimiento de los lazos con la principal economía mundial también aporta numerosas ventajas estratégicas a Arabia Saudí. El reino está poniendo en práctica su estrategia "Visión 2030" para ir transformando gradualmente su economía, reducir su dependencia de los ingresos del petróleo y consolidarse como un centro líder de comercio, tecnología, finanzas, aviación y turismo en Oriente Medio y en el mundo. Este proceso requiere el apoyo de socios externos, como Estados Unidos, que alberga una red de corporaciones líderes en tecnología, industria y finanzas, así como un sólido ecosistema de innovación.

La visita de Bin Salman a Estados Unidos materializó el deseo de hacer de la tecnología un pilar de la cooperación bilateral, mediante la firma de un acuerdo de colaboración estratégica en el ámbito de la IA, un importante punto de inflexión en la estrategia de desarrollo tecnológico de Riad.

Con la buena voluntad expresada por las partes, este viaje ha inaugurado una nueva era de mayor cooperación entre Washington y Riad. Los analistas prevén que ese estrecho apretón de manos generará beneficios tangibles para ambas economías y proporcionará un impulso decisivo al proceso de paz en Oriente Medio, con la expectativa de progresos en un futuro próximo.

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