Relaciones Estados Unidos-Brasil: cooperación y competencia

En un contexto de profunda reconfiguración del orden internacional, las relaciones entre Estados Unidos y Brasil emergen como un vínculo clave y de gran influencia. Aunque cooperan en múltiples ámbitos, los nexos bilaterales siguen presentando fricciones, en lo que configura una etapa de cooperación y competencia simultáneas.

Relaciones Estados Unidos-Brasil: cooperación y competencia

El presidente de Brasil, Luiz Lula da Silva, mantuvo recientemente una conversación telefónica de 40 minutos con el presidente estadounidense, Donald Trump. En la conversación, calificada de fructífera por el mandatario brasileño, ambos líderes abordaron los aranceles aplicados a las exportaciones de su país y en la cooperación para combatir el crimen organizado transnacional.

Al saludar la decisión de la Casa Blanca de eliminar un gravamen adicional del 40 por ciento aplicado a algunos productos brasileños, como la carne, el café y las frutas, Lula da Silva subrayó que aún quedan otros bienes cuyos aranceles deben seguir siendo objeto de negociación.

Al mantener un firme rechazo a los aranceles recíprocos impuesto por Washington y exigir negociaciones sobre el tema, el presidente reiteró su deseo de lograr prontos avances en las conversaciones con miras a eliminar las restantes barreras comerciales.

Además del ámbito comercial, los mandatarios abordaron la cooperación en la lucha contra el crimen organizado internacional, un tema candente en medio de los movimientos de Estados Unidos en la región, incluidos el refuerzo de su presencia militar en el Caribe y los ataques aéreos contra embarcaciones presuntamente involucrados en el narcotráfico.

El presidente Trump expresó su disposición de estrechar la coordinación con Brasil y a respaldar las iniciativas conjuntas destinadas a reprimir a las organizaciones criminales transfronterizas.

La conversación telefónica entre los mandatarios da continuidad a los contactos y negociaciones entre representantes de ambos países, a fin de solventar discrepancias y reanimar las relaciones bilaterales.

Estados Unidos considera a Brasil un socio comercial clave y en cuestiones globales como energía limpia, lucha contra el cambio climático, protección de la Amazonía y el suministro de minerales y otros renglones.

Por su parte, Brasil tiene claro que el mercado estadounidense es esencial para exportar productos agrícolas, acero, bioenergía y tecnologías verdes. En estos sectores, ambos países han mantenido una base de cooperación relativamente estable, pero en los últimos tiempos han surgido varios puntos de fricción.

Mientras Washington intenta mantener su tradicional influencia en América Latina, Brasilia, bajo la presidencia de Lula da Silva, sigue una política exterior de diversificación de las relaciones para mantener un equilibrio en sus vínculos con las grandes potencias y otros socios.

A tono con su política de “múltiples pilares”, Brasil no duda en fortalecer la cooperación en infraestructura y comercio con socios no del gusto del BRICS, bloque del que forman parte el propio Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y otras naciones, y considerado un contrapeso frente a Occidente.

El hecho de que Brasil no se alinee con Estados Unidos en varios temas, como el conflicto en Ucrania, la crisis de Gaza y la reforma de las Naciones Unidas, evidencia una postura propia y la voluntad de jugar un papel independiente como potencia regional. Las diferencias en sus políticas internas también afectan a los lazos binacionales.

Estos movimientos indican que los vínculos entre ambos países entran en una etapa de “cooperación y competencia simultáneas”.

A pesar de los contratiempos, los esfuerzos de ambos por mantener contactos, negociar y resolver las diferencias hacen que las perspectivas de sus relaciones sigan siendo positivas.

Ambos se necesitan para mantener la estabilidad e impulsar el desarrollo, especialmente en economía verde, y al mismo tiempo contribuir a moldear un nuevo orden internacional.

En un mundo en transformación, tanto Estados Unidos como Brasil son conscientes de su posición y están dispuestos a ajustar estrategias para garantizar sus intereses fundamentales.

Un mundo multipolar exige que las partes coexistan dentro de una estructura de intereses entrelazados. Como potencia en América Latina, una región que recibe cada vez más atención de diversos socios, Brasil subraya que encontrar una "voz común" frente a Estados Unidos tendría importantes implicaciones para el desarrollo conjunto.

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