La edad promedio en muchos países europeos es de 37 años, y el PIB per cápita ronda los diez mil dólares, lo que significa que están envejeciendo antes de llegar a ser ricos. Esa cifra equivale a una cuarta parte del nivel alcanzado por las economías desarrolladas en la década de 1990. La edad promedio permite evaluar con precisión el grado de envejecimiento o rejuvenecimiento de un país.
Según los parámetros de Naciones Unidas, los países cuya población tiene 65 años o más son sociedades envejecidas; los que tienen más del 14 por ciento, sociedades muy viejas; y los que tienen más del 20 por ciento, sociedades súper-envejecidas.
A nivel mundial, Japón es el país con la mayor proporción de personas mayores de 65 años, con un 29,4 por ciento de su población en esta franja de edad, seguido de Italia (25,1 por ciento), Alemania (23,7 por ciento) y Francia (22,5 por ciento). Corea del Sur es uno de los países que experimentan un envejecimiento más rápido, con alrededor del 20 por ciento de su población de 65 años o más. Su tasa de natalidad es de 0,75 hijos por mujer, la más baja del mundo, y su esperanza de vida media es de 89 años. En China, la proporción de población mayor de 65 años alcanzó el 15,4 por ciento en 2023 y se prevé que supere el 20 por ciento en 2030.
La principal causa del envejecimiento de la población es la combinación de una mayor esperanza de vida y una tasa de natalidad en descenso. La esperanza de vida aumenta gracias a los avances en medicina y tecnología, a las mejoras en la calidad de vida y a un mejor control de las enfermedades. Por el contrario, la tasa de natalidad disminuye debido a los cambios en la actitud de los jóvenes: muchos deciden ahora posponer el matrimonio y la maternidad para centrarse en su carrera profesional, su desarrollo personal o, simplemente, disfrutar de la vida.
El envejecimiento de la población plantea grandes desafíos económicos y sociales. El BERD señala que el envejecimiento comienza a desacelerar el crecimiento económico en algunos países. En la “Europa emergente”, que abarca Europa del Este, Europa Central, los Balcanes, el Báltico y el Cáucaso Meridional, se prevé que la disminución de la población en edad laboral ralentizará el PIB per cápita en casi 0,4 puntos porcentuales al año entre 2024 y 2050.
El rápido aumento de la longevidad provoca déficits en los sistemas de bienestar social y el agotamiento de los fondos de pensiones. En Corea del Sur, la tasa de criminalidad entre las personas mayores de 60 años alcanzó el 18,8 por ciento en 2024, la más alta de todas las franjas de edad, principalmente debido a la pobreza.
Aunque casi todos los países han adoptado medidas para fomentar la natalidad, ninguna ha dado resultados significativos. El Gobierno de Corea del Sur creó un ministerio especializado en estrategias demográficas para llevar a cabo acciones fundamentales y sistemáticas. Una de ellas consiste en un plan que permitirá que el 70 por ciento de los padres disfruten de licencias por paternidad en 2030. Se trata de un notable aumento respecto al 6,8 por ciento registrado en 2022. La tasa de interrupción laboral de las mujeres debido a la maternidad disminuirá del 22,3 al 10 por ciento entre 2024 y 2030. China empleó 295 mil robots industriales en 2024 para compensar la escasez de mano de obra causada por la disminución de la población.
El BERD indica que la disminución de la tasa de natalidad en la mayoría de los países es difícil de compensar mediante una política migratoria flexible y que la mayoría de la población tampoco aprueba aumentar el uso de la inteligencia artificial para mejorar la productividad.
La solución más viable es prolongar la vida laboral, lo que exige ajustes en los sistemas de pensiones. Se necesita un enfoque integral e intersectorial y una mayor cooperación internacional para abordar el desafío del envejecimiento de la población, un asunto que no incumbe a nadie en particular.