Un viraje en Siria

La reconstrucción y la integración internacional de Siria se vieron impulsadas en los primeros días de diciembre de 2025 por una serie de señales positivas. Tras años de devastación causada por la guerra y un largo aislamiento diplomático y económico, el país árabe ha trabajado para alcanzar la estabilidad, maximizar la ayuda exterior y equilibrar sus relaciones con las potencias y los países de la región.

Vista general de una sesión del Parlamento sirio (Foto: SANA/VNA)
Vista general de una sesión del Parlamento sirio (Foto: SANA/VNA)

La comunidad internacional solo reconocería la legitimidad del Gobierno sirio si este garantiza una vida digna a la población. Una delegación del Consejo de Seguridad de la ONU realizó el 4 de diciembre una visita a Siria, su primera de carácter oficial después de más de una década de conflicto.

Según representantes del Consejo de Seguridad de la ONU, la misión trasladó las expectativas de la comunidad internacional sobre el proceso de transición integral, el crecimiento inclusivo y la lucha contra el terrorismo en la nación árabe.

Canadá ha retirado a Siria de su lista de Estados patrocinadores del terrorismo. El Reino Unido y Estados Unidos también han autorizado la reapertura de la embajada siria en sus territorios. Estas decisiones se producen un año después de la caída, el 8 de diciembre de 2024, del Gobierno del expresidente sirio Bashar al-Asad.

Sin duda, la situación en Siria está estabilizándose y hay nuevas oportunidades para el desarrollo, en comparación con el periodo anterior, cuando el país se enfrentaba a embargos y aislamiento. La celebración de la Conferencia del Diálogo Nacional, la promulgación de la Declaración Constitucional, la normalización de las relaciones con varios países de la región y el levantamiento parcial de las sanciones son muestras de los esfuerzos del Gobierno para reconstruir la estructura política y reactivar la economía nacional.

Sin embargo, estos avances no son suficientes para resolver las grandes dificultades del país. Siria sigue adoleciendo de fracturas internas y externas debido a la prolongada guerra civil y a las rivalidades entre actores regionales e internacionales.

El futuro del país está estrechamente ligado a un “tablero estratégico” en el que participan Estados Unidos, Rusia, Turquía, Irán e Israel, los cuales quieren ampliar su influencia en Oriente Medio a través de cálculos geopolíticos.

Hace unos meses, Estados Unidos anunció el levantamiento de las sanciones contra Siria. Según analistas, esta no fue una decisión impulsiva, sino un ajuste estratégico cuidadosamente calculado según los cambios en la situación política en ese país.

Washington reconoció que las sanciones no lograron los efectos esperados, mientras el nuevo gobierno sirio impulsa reformas para ganar la confianza internacional.

El levantamiento de sanciones permite a Estados Unidos mantener su influencia en Oriente Medio y está a tono con la situación del momento, ya que antes el Reino Unido y la Unión Europea también habían suavizado algunas de sus medidas restrictivas contra Siria.

Siria está llevando a cabo una política exterior de equilibrio con las potencias y busca resolver las cuestiones de seguridad con los países vecinos. Los conflictos étnicos siguen siendo uno de sus desafíos más serios.

Los años de conflicto han agravado las divisiones comunitarias, lo que dificulta la gestión unificada de las distintas facciones. Las autoridades sirias investigan la violencia étnica registrada en la provincia meridional de Sweida en julio, que se saldó con cientos de muertos.

La prolongada guerra civil también convirtió a Siria en terreno fértil para la expansión del autodenominado Estado Islámico (EI). Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, desde comienzos de 2025 los militantes del EI han perpetrado 215 atentados en zonas del este y noreste del país, que dejaron cerca de un centenar de víctimas mortales.

Ante la multiplicidad de desafíos, el futuro de Siria sigue siendo un enigma. La respuesta no solo depende de los avances en reformas, reconciliación nacional y reconstrucción, sino también del grado de cooperación y apoyo de la comunidad internacional. La opinión pública espera que Damasco sepa aprovechar las oportunidades para renacer de las cenizas de la guerra.

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