Espinoso camino de Siria hacia la paz

Ya ha pasado el 1 de marzo, fecha límite para la transferencia del poder por parte del Gobierno de transición de Siria a un nuevo gabinete, pero el proceso de transición política y reconstrucción del país aún parece complicado. Aunque se han realizado esfuerzos para impulsar el diálogo, la paz, la estabilidad y el orden sostenible en Siria siguen estando repletos de obstáculos, principalmente debido a las discrepancias de puntos de vista e intereses entre las partes.

Según un plan hecho público en febrero por la administración provisional de Siria, el 1 de marzo debía constituirse un nuevo gobierno que representara a todo el pueblo y garantizara la diversidad política, étnica y religiosa. No obstante, las partes se perdieron la oportunidad. En un intento de acelerar la transferencia del poder, el presidente interino, Ahmed al-Sharaa, anunció por fin la formación de un comité de siete miembros encargado de redactar una carta constitucional para la transición.

Ha sido irrefutable el empeño del Gobierno provisional de Siria en recuperar la estabilidad, reconstruir el país e intensificar la cooperación con otros Estados de la región. La Conferencia de Diálogo Nacional, efectuada el 25 del mes pasado, supuso una oportunidad de negociación sobre una hoja de ruta ordenada, pacífica y confiable para la transición. La Declaración del evento estipula 18 puntos de guía para la reforma institucional, que abarca las esferas de política, economía, defensa y derechos civiles. En particular, subraya la necesidad de formar un ejército nacional profesional.

A pesar de eso, no ha sido fácil convertir el texto en realidad, lo que también hace precaria la transición. El derrumbe del Gobierno del expresidente Bashar al-Asad ha provocado en nuevos choques entre las facciones en el país, y la desmovilización de los grupos armados en Siria –un prerrequisito para crear un ejército nacional unificado– enfrenta desafíos.

Las fuerzas armadas encabezadas por los kurdos no han aceptado la propuesta del presidente en funciones de desarmarse e integrarse en el ejército nacional. Tampoco enviaron delegados a la mencionada Conferencia de Diálogo Nacional. Esta es una prueba de la profunda división en el país. La fuente The New Arab citó opiniones de algunos sirios que afirmaban que la administración nacional bajo el liderazgo de Ahmed al-Sharaa favorece al grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS), pues la mayoría de los miembros del comité redactor de la carta constitucional tienen estrechos vínculos con dicha banda. Ello podría hacer que el comité represente sólo a “una parte del pueblo sirio”.

La prolongación de conflictos en algunas zonas del país de Medio Oriente afecta la seguridad en general. En paralelo, los crecientes ataques lanzados por Israel contra la infraestructura militar en Siria han escalado aún más las tensiones.

Los cazas israelíes asaltaron el 3 de este mes un batallón de defensa antiaérea cerca de la ciudad costera de Tartus, en el oeste de Siria. El enviado especial de las Naciones Unidas para Siria, Geir Pedersen, rechazó categóricamente esa escalada militar y urgió a todas las partes a respetar la soberanía, la unidad, la independencia y la integridad territorial del país de Medio Oriente.

A más de una década de constantes conflictos en el país, la economía siria se encuentra en serios apuros. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha señalado que los daños a las infraestructuras son uno de los principales obstáculos a los que enfrenta el camino de la reconstrucción nacional. Casi la mitad de las escuelas fueron cerradas y más de un tercio de las casas, destruidas.

Con su actual tasa de crecimiento anual de solo el 1,3 por ciento, Siria tardará más de 50 años en restaurar su Producto Interno Bruto a los niveles del período sin conflictos. Así que sobre el nuevo gabinete recae la ardua tarea de reanimar la economía, atraer inversiones y reconstruir el país con recursos extremadamente escasos.

El camino hacia un futuro de paz y estabilidad en Siria continúa siendo espinoso. Lo más importante es que la recuperación y la integración a la comunidad internacional solo se conseguirán siempre y cuando las fuerzas políticas dentro del país alcancen un consenso interno y las autoridades delineen una política exterior equilibrada.