Espinoso acertijo sobre la seguridad alimentaria

En el segundo balance de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios (UNFSS+4), recién celebrada en Adís Abeba, capital de Etiopía, líderes de todo el mundo exhortaron a la acción colectiva para lidiar con los retos que ponen en riesgo la seguridad alimentaria mundial.

Foto de ilustración. (Fuente: Xinhua)
Foto de ilustración. (Fuente: Xinhua)

Esa magna cita, que congregó a jefes políticos, directivos de los organismos de la Organización de las Naciones Unidas y otras entidades internacionales, así como a representantes del sector privado y de la sociedad civil, se produjo en medio de una creciente inseguridad alimentaria a gran escala.

Se estima que el 8,2 por ciento de la población mundial - unos 673 millones de personas - sufre escasez de alimentos. Aunque este es el tercer año consecutivo en el que desciende la tasa de hambre, la situación sigue siendo preocupante: 2,3 millones de habitantes sufren inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que supone un aumento de 335 millones respecto a 2019, antes del estallido de la pandemia de la Covid-19.

La situación en África es alarmante, pues el número de personas incapaces de pagar una dieta saludable superó en 2024 los mil millones, o sea, dos tercios de la población del continente. La tasa media de inseguridad alimentaria moderada o grave en este continente es del 28 por ciento, el doble que la media mundial.

Otra perturbadora realidad consiste en que el encarecimiento de los alimentos está afectando a una gran parte de los consumidores. Hasta un tercio de la población mundial carece de acceso a dietas saludables, mientras que una cantidad igual de alimentos se desperdicia o malgasta en el planeta. La escalada de precios erosiona el poder adquisitivo y amenaza la seguridad alimentaria. Con el cambio climático y los conflictos como cómplices, el hambre está causando cada vez más estragos.

Las organizaciones advirtieron que, sin control de los precios, millones de personas, especialmente los niños, afrontarán malnutrición crítica y retraso del crecimiento. Las prolongadas sequías, inusuales inundaciones y crecientes desastres naturales vienen arrasando cultivos en múltiples regiones, lo que ha disparado los precios de alimentos. Las grandes fluctuaciones en la cotización de los alimentos afectan gravemente a los consumidores, en particular a los de bajos ingresos. Los conflictos interrumpen los suministros y dejan a muchos territorios al borde de la hambruna, sobre todo en el Cuerno de África, el Sahel y Oriente Medio.

Los dirigentes mundiales hicieron hincapié en que la inseguridad alimentaria es un problema político y económico urgente de envergadura global y la raíz de flagelos como la pobreza, la hambruna, los conflictos, el terrorismo y la migración forzada. En tal contexto, es necesario garantizar los flujos financieros en los sectores de la agricultura, la transformación rural, la infraestructura y la mejora de la nutrición.

A juicio del presidente de la Comisión de la Unión Africana, Mahmoud Ali Youssouf, es necesario reformar el sistema alimentario mundial para hacer frente a los desafíos urgentes relacionados con el desarrollo sostenible. Para remozar dicho sistema, los países deben consolidar la cooperación, recaudar recursos financieros y acelerar la acción hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

En un videomensaje dirigido a la Cumbre, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, puso de relieve la urgencia de materializar los compromisos comunes para garantizar que los sistemas alimentarios mundiales sean inclusivos, sostenibles, equitativos, resilientes y basados en los derechos humanos.

A medida que los retos geopolíticos y el cambio climático ejercen una enorme presión sobre el sistema planetario de producción de alimentos, los líderes reunidos en Etiopía proclamaron al unísono su responsabilidad compartida en la construcción de sistemas alimentarios sanos y sostenibles para afrontar en mejores condiciones las futuras conmociones, impedir la hambruna y garantizar la seguridad alimentaria y los objetivos de desarrollo sostenible.

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