Cumbre EE.UU.-Rusia: una apuesta llena de incógnitas

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, iniciarán pronto negociaciones en busca de una solución de paz para el conflicto entre este país euroasiático y Ucrania, considerado uno de los escenarios geopolíticos más complejos en la actualidad.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo de Rusia, Vladimir Putin. (Foto: Xinhua/VNA)
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo de Rusia, Vladimir Putin. (Foto: Xinhua/VNA)

Lo que hace que este escenario sea aún más impredecible son los numerosos posibles desenlaces, según las consideraciones estratégicas de cada bando.

La cita entre Trump y Putin, ampliamente referida por los medios como la Cumbre EE. UU.-Rusia, se celebrará el 15 de agosto en Alaska. Es la primera vez en más de tres años, desde que el desacuerdo entre Rusia y Ucrania se trasladara a la acción, que los dos mandatarios se sientan a la mesa en busca de una salida a la pertinaz disputa. El evento acapara una enorme atención a nivel internacional, ya que podría suponer un gran avance en los esfuerzos del presidente Trump por restablecer la paz. No obstante, Moscú y Kiev aún no se ponen de acuerdo sobre los prerrequisitos para acabar con el conflicto.

Cada declaración y reacción diplomática de ambas partes antes de la histórica reunión de Alaska están siendo objeto de escrutinio. Rusia celebra el encuentro, y con razón. Según Yuri Ushakov, asesor del presidente ruso, Moscú y Washington elaborarán "de la manera más activa e intensa" los parámetros políticos y prácticos de la cumbre. Incluso la parte rusa ha transmitido una invitación al inquilino de la Casa Blanca para visitar el país.

Para la nación euroasiática, la participación de Donald Trump, un líder que se encuentra a cierta distancia de Europa y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en este asunto quizá será una oportunidad para llevar gradualmente a Washington a la órbita rusa y solucionar el conflicto.

En el caso de EE. UU., la cumbre de Alaska supone un impulso para el papel del país y de Trump en el restablecimiento de la paz. Los posibles avances en esta ocasión también evitarán que la nación norteamericana se vea atrapada en la prolongada contienda de Ucrania. Sin embargo, teniendo en cuenta las diferentes posturas entre Rusia y Ucrania, especialmente en lo que respecta a la soberanía territorial, es poco realista esperar un resultado significativo en la reunión. Aunque valora el papel de mediador de Trump, el vicepresidente de EE. UU., JD Vance, admitió que un acuerdo negociado por Washington no satisfará ni a Kiev ni a Moscú.

La presión está escalando a medida que se acerca la cumbre, ya que Ucrania y la Unión Europea (UE) están intensificando sus operaciones diplomáticas para asegurarse de no quedar al margen de las negociaciones. Según el diario New York Post, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, declaró que cualquier pacto alcanzado sin la participación de Kiev sería nulo y se opuso a la cesión de territorio para poner fin a la contienda.

Entretanto, el bloque europeo convocó una reunión urgente para buscar la manera de reafirmar su papel en la gestión del conflicto entre Rusia y Ucrania. La alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Kaja Kallas, puntualizó que cualquier acuerdo destinado a poner fin al conflicto deberá incluir a Ucrania y a la UE, ya que se trata de una cuestión de seguridad para ambos.

La prensa internacional ha pronosticado varios escenarios para la cumbre. Según el diario británico The Daily Telegraph, el Gobierno ucraniano podría estar dispuesto a "congelar" el frente a cambio de una solución de paz. Sin embargo, las férreas declaraciones de Zelensky en lo que respecta al territorio nacional han hecho casi nula esa posibilidad.

También se vaticinan desenlaces como un alto el fuego para allanar el paso a las próximas negociaciones o que las partes salgan con las manos vacías debido a discrepancias insolubles.

Con tales factores entrelazados que repercutirán en la Cumbre EE.UU.-Rusia, ¿quedará asociado el nombre de Alaska a una nueva leyenda y a un espectacular viraje en las relaciones entre Rusia y Ucrania, o persistirá la incógnita? En cualquier caso, la celebración del evento ya es una señal alentadora de que las potencias optan por la vía diplomática y el diálogo para resolver conflictos.

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