Desacuerdos, conflictos y escepticismo

La mediación de Omán ha permitido que Estados Unidos e Irán lleven a cabo tres rondas de negociaciones indirectas para alcanzar un acuerdo que frene el programa nuclear de Irán a cambio de la supresión de algunas de las estrictas sanciones económicas impuestas por Washington. En estas tres rondas, Irán expresó su satisfacción con el progreso y el ritmo de las conversaciones, mientras el mediador expresaba que ambas partes habían demostrado seriedad y voluntad de entendimiento.

Sin embargo, antes de la cuarta ronda de conversaciones, el ministro de Asuntos Exteriores de Omán, Hamood Albusaidi, indicó que, por razones logísticas, los mediadores deben fijar una nueva fecha para la reunión, que estaba originalmente prevista para el 3 de mayo. El nuevo encuentro se anunciará cuando las partes lo concierten.

Tras el anuncio de Omán e Irán de posponer la siguiente ronda de negociaciones, el presidente estadounidense, Donald Trump, declaró una prohibición total de la compra de petróleo y productos petroquímicos iraníes y advirtió de que impondría sanciones secundarias a quien violara esta norma, incluida la prohibición de comerciar con Estados Unidos.

Por su parte, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, advirtió que Irán enfrentaría consecuencias por apoyar a los hutíes en Yemen, una fuerza que ha atacado varios barcos en el mar Rojo y que ha sido blanco de ataques estadounidenses desde mediados de marzo.

En respuesta a la acción de Estados Unidos, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán condenó enérgicamente las nuevas sanciones impuestas por Trump a los clientes de petróleo iraní. Al mismo tiempo, sostuvo que la combinación de sanciones y diplomacia por parte de Washington refleja "el escepticismo legítimo" de Teherán sobre las intenciones de su contraparte.

Funcionarios iraníes advirtieron que el mantenimiento de las sanciones aplicadas por Washington durante el proceso de negociación no ayudaría a reducir las diferencias de opinión sobre el programa nuclear.

Estas acciones han intensificado la tensión entre Estados Unidos e Irán, y enfriado el proceso de negociación en curso. Tras la postergación de la cuarta ronda de negociaciones indirectas entre Estados Unidos e Irán por razones logísticas y técnicas, los analistas consideran que se trata de una continuación de la "campaña de presión máxima" lanzada por Estados Unidos en febrero pasado para asfixiar económicamente a Irán, incluso cuando las negociaciones están en marcha.

La última acción del presidente de Estados Unidos ha enviado señales contradictorias y ha debilitado los esfuerzos diplomáticos. Desde que Estados Unidos se retirara unilateralmente del acuerdo nuclear conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) en 2018, el sector petrolero de Irán se ha enfrentado a múltiples sanciones escalonadas.

Sin embargo, Teherán ha mostrado capacidad de recuperación al exportar aproximadamente un millón de barriles de petróleo crudo por día en 2022 y más de 1,5 millones en 2024, la cifra más alta en cinco años.

Pese a la postura intransigente de Estados Unidos, Irán ha mostrado seriedad en las negociaciones y ha reafirmado su postura inflexible, incluido el derecho a enriquecer uranio y la eliminación efectiva de las sanciones occidentales.

Según Esmaeil Baghaei, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, los detalles de cualquier negociación deben ajustarse al marco general acordado por ambas partes. No se alcanzará ningún acuerdo a menos que se tenga en cuenta el "marco general" deseado por Irán, indicó.

Baghaei subrayó que las consultas técnicas se llevarán a cabo en cada fase de las negociaciones. El levantamiento efectivo de las sanciones y el acceso a los activos congelados de Irán son dos demandas serias de Teherán en las conversaciones.

Se considera que las buenas intenciones mostradas por Estados Unidos e Irán en rondas anteriores de negociaciones podrían reconstruir la confianza entre ambos países. Sin embargo, Irán sostiene que la verdadera diplomacia no puede llevarse a cabo bajo amenaza o presión y subraya que las negociaciones deben centrarse únicamente en el programa nuclear y el levantamiento de las sanciones.

Los profundos desacuerdos, los conflictos y el escepticismo entre ambas partes siguen entorpeciendo las negociaciones, cuyo resultado tendría un impacto significativo en la paz y la seguridad de la región.