Canadá y el esfuerzo por forjar una identidad nacional

En un momento en que Canadá se enfrenta a grandes presiones externas relacionadas con la identidad, la soberanía y la economía, ha surgido con fuerza un sentimiento de orgullo nacional, que se ha puesto de manifiesto con claridad en las celebraciones del Día de Canadá de este año. El país norteamericano se enfrenta al desafío de definir con mayor claridad su identidad nacional.

La bandera canadiense ondea en la Colina del Parlamento en Ottawa. (Foto: Gobierno de Canadá)
La bandera canadiense ondea en la Colina del Parlamento en Ottawa. (Foto: Gobierno de Canadá)

La Federación Canadiense se constituyó el 1 de julio de 1867. Durante la reciente conmemoración del Día de Canadá, el ministro federal de Identidad y Cultura, Steven Guilbeault, reconoció que, en el pasado, la mayoría de los canadienses quizá no prestaban mucha atención a la identidad y la cultura nacionales.

Guilbeault afirmó que su objetivo es iniciar un verdadero cambio, no imponer una definición de la identidad canadiense, sino acompañar al pueblo en la exploración de dicha identidad para fortalecerla y recuperar el espíritu de unidad nacional.

El objetivo de esta labor, según el ministro, es encontrar puntos culturales comunes que fortalezcan la cohesión social, lo que supone todo un reto en un país tan extenso y diverso.

Guilbeault confía en que este proceso anime a los canadienses a reflexionar profundamente sobre su propia identidad. Con la segunda mayor superficie del mundo y una reconocida diversidad cultural, Canadá parece avanzar en la dirección correcta. A lo largo de la historia, muchas naciones han sido fundadas, han prosperado y luego han desaparecido.

Las naciones que han logrado perdurar tienen en común el esfuerzo constante por preservar y enriquecer su identidad cultural, una fuerza interior que actúa como las raíces de un árbol y permite a la nación mantenerse firme frente a las tormentas de la historia.

Mientras la cultura perdure, la nación prevalecerá. Canadá se ha comparado con un tapiz de múltiples colores, donde las distintas comunidades étnicas conviven manteniendo sus propias identidades y crean un rico y diverso panorama cultural.

La política oficial de multiculturalismo de Canadá, implementada desde 1971, promueve la integración y el respeto a las diferencias, dando lugar a una sociedad abierta y plural. El Gobierno canadiense anima a los grupos étnicos a mantener su cultura, lengua y tradiciones, así como a integrarse en la sociedad.

Los inmigrantes contribuyen en gran medida al crecimiento del producto interior bruto (PIB) de Canadá, ayudando a este país, miembro del Grupo de los Siete (G7), a mantener un crecimiento anual superior al dos por ciento durante la última década, muy por encima del promedio del 1,4 por ciento registrado en el resto de países del grupo.

Esta población también ha contribuido a cubrir vacantes en el mercado laboral, especialmente en sectores con escasez de personal, como la salud y la tecnología. Los inmigrantes representan más del 30 por ciento de los propietarios de empresas en Canadá y generan miles de empleos en sectores como la construcción, los servicios especializados, la atención médica y el comercio minorista.

Aunque solo representan una cuarta parte de la población total, que supera los 41 millones de habitantes, los inmigrantes aportan más de un tercio de las patentes registradas en Canadá. El 34 por ciento de las personas que trabajan en servicios de investigación y desarrollo en todo el país nacieron en el extranjero.

Las comunidades inmigrantes pueden compararse con flores bordadas sobre el tapiz de Canadá. Esta imagen nacional demuestra que cuanto más abierta, tolerante y armoniosa es una sociedad, más saludable es su desarrollo.

Las Naciones Unidas han subrayado que esas filosofías culturales y nacionales que han acompañado a la humanidad a lo largo de la historia siguen siendo válidas en la actualidad y nos iluminan el camino hacia un mundo de paz, entendimiento mutuo y respeto por la diversidad. Son fundamentos éticos que pueden orientar acciones y políticas a escala global.

En un mundo profundamente globalizado, pero aún marcado por la desconfianza y la división entre países y pueblos, el esfuerzo de Canadá por reafirmar y promover su identidad nacional constituye una historia profundamente inspiradora.

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