Desde que era candidato presidencial, Lee Jae Myung ha expresado en diversas ocasiones su compromiso de aliviar las tensiones entre ambas partes. Ese compromiso se está materializando en acciones específicas. El ejército surcoreano ha suspendido las transmisiones por altavoz a lo largo de la frontera, una práctica que se había mantenido durante el último año, y ha detenido el envío de folletos propagandísticos contra Pyongyang.
En su declaración más reciente, el presidente reafirmó su voluntad de poner fin a los actos hostiles y restablecer los canales de comunicación intercoreanos, que se encuentran actualmente interrumpidos. Los analistas consideran que se trata de un cambio claro en la política de Seúl hacia Pyongyang y un mensaje firme de la determinación del nuevo gobierno de construir la paz mediante el diálogo y la cooperación.
Cabe destacar que estas decisiones se han adoptado poco después de la investidura de Lee Jae Myung. El nuevo mandatario asume el poder en un contexto de prolongada inestabilidad política y una economía afectada por las turbulencias del comercio mundial.
En estas circunstancias, los esfuerzos por mejorar las relaciones con la RPDC reflejan tanto una voluntad de reconciliación como la prioridad de sanar las fracturas entre las dos Coreas.
Dichas señales parecen haber sido correspondidas por la RPDC. Según el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur, Corea del Norte ha detenido las emisiones de radio hacia el Sur. Algunos expertos consideran que esta podría ser una señal de que Pyongyang está evaluando la posibilidad de reducir la tensión.
En 2024, las relaciones intercoreanas alcanzaron uno de sus niveles más bajos desde 1953, con declaraciones y medidas contundentes por parte de ambas partes. En octubre de ese año, Pyongyang anunció la interrupción de las conexiones terrestres y ferroviarias con Corea del Sur, que en su momento se consideraron símbolos de cooperación bilateral.
Para Corea del Sur, este paso conciliatorio no solo tiene implicaciones en materia de seguridad. Según los analistas, desde el punto de vista económico no es difícil entender los esfuerzos de Seúl por buscar la paz. En los últimos tiempos, la crisis política interna, la volatilidad del comercio mundial y las barreras arancelarias impuestas por Estados Unidos han repercutido gravemente en la economía surcoreana.
Un reciente informe del Ministerio de Finanzas advirtió que la economía nacional enfrenta crecientes presiones a la baja. En este contexto, la estabilidad con la RPDC se convierte en un factor clave para que Corea del Sur pueda afrontar esta difícil etapa.
Al subrayar que cuando se daña la paz también se ve amenazada la economía, el presidente Lee Jae Myung expresó su deseo de construir un futuro de prosperidad en la península coreana.
Este avance también reviste una importancia considerable a nivel regional. Las tensiones intercoreanas no solo afectan la paz en la península, sino también inciden directamente en la seguridad del noreste asiático y del mundo entero. Si no se ponen freno a tiempo, podrían derivar en una peligrosa carrera armamentística.
Aunque los analistas valoran estos gestos como señales positivas, advierten que “una golondrina no hace primavera”. Las tensiones acumuladas durante años no pueden resolverse de forma inmediata. Sin embargo, las acciones recientes de Corea del Sur reavivan la esperanza de que el proceso de diálogo hacia la paz entre Seúl y Pyongyang pueda reanudarse tras años de estancamiento.
