La FfD4 fue recién inaugurada en Sevilla (España) mientras hacía estragos una ola de calor extremo. Adentro también se percibía un ambiente caldeado, ya que se tambaleaba la confianza entre países e instituciones. Considerando los actuales desafíos, se espera que la cita marque otro hito en la movilización y el desembolso de recursos para el desarrollo.
El mundo lleva 20 años materializando compromisos en materia de financiación para el desarrollo, incluidos documentos como el Consenso de Monterrey (2002), la Declaración de Doha (2008) y la Agenda de Acción de Addis Abeba (2015). Si bien son impulsados incesantemente, los esfuerzos globales en pro de la cooperación internacional y el desarrollo sostenible encaran vientos en contra. Las finanzas, fuerza motriz para el avance, van ralentizándose.
Las desigualdades, el caos climático y los conflictos devastadores intensifican la agenda de la FfD4, actualmente trabajada por unos 15 mil delegados, entre ellos casi 60 dirigentes mundiales, de más de 150 países. Entretanto, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que aspira a un futuro mejor y más justo, tropieza con desafíos: aproximadamente dos tercios de los ambiciosos objetivos acordados en 2015 se han desviado relativamente.
La capacidad de recuperarse de la economía mundial otra vez se pone a prueba. La modificación de políticas para reestructurar las prioridades nacionales por parte los países ha disparado las incertidumbres. Pese a progresos en las negociaciones y la revisión a la baja de los aranceles, el mundo afronta inestabilidades comerciales. Esto ejerce un impacto significativo sobre los países en vías de desarrollo, que originalmente corren numerosos riesgos derivados del endurecimiento de las condiciones financieras.
Los llamamientos pronunciados mundialmente a la cooperación por la paz prosiguen mientras en numerosos sitios los conflictos no dan señales de enfriarse. Los países desarrollados, cruciales patrocinadores, han recortado su asistencia para aumentar el gasto en defensa. El 2024 atestiguó un nivel récord del gasto militar y una reducción proporcional de los fondos solidarios para el desarrollo. Según estimaciones del Banco Mundial, el número de personas extremadamente pobres, que viven con menos de tres dólares al día, en los países afectados por conflictos e inestabilidad podría alcanzar los 435 millones para 2030.
Ello explica la importancia del FfD4 y las expectativas encomendadas a ella. En nombre del país anfitrión, dando la bienvenida al mundo con los “brazos abiertos”, el rey Felipe VI de España aseveró que la Conferencia será un nuevo y trascendental hito en la agenda global de desarrollo, así como hizo hincapié en que el multilateralismo y la cooperación internacional constituyen vías eficaces y sostenibles para todos los países.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, instó al mundo a aprovechar esa oportunidad que solo llega cada 10 años para fomentar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y construir un mundo mejor. La cita de Sevilla sirve “para cambiar el rumbo, para reparar y poner en marcha el motor del desarrollo y acelerar la inversión a la escala y velocidad necesarias”, enfatizó.
Con tales expectativas y determinación, en la sesión inaugural de esa cumbre de las Naciones Unidas, los líderes acordaron adoptar el Compromiso de Sevilla en aras de establecer un marco integral que aborde los actuales desafíos financieros, especialmente la movilización de cuatro billones de dólares para los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El documento se centra en áreas clave, como una reforma eficaz del sistema financiero internacional en los países en desarrollo, el apoyo a los países vulnerables, la promoción del papel de la ciencia y la tecnología, el fomento de la recaudación de recursos internos y el fortalecimiento de la cooperación fiscal internacional.
Con dicho compromiso, considerado una “promesa global” de ayudar a los países de bajos ingresos a ascender en la escala de desarrollo, la FfD4 ha iniciado una nueva travesía en materia de financiación para el desarrollo. También continúa sus sesiones de debate con el espíritu de “elegir la ambición sobre la parálisis, la solidaridad sobre la indiferencia y el coraje sobre la conveniencia”. Uno de los principales objetivos planteados consiste en mejorar la eficiencia de empleo de los recursos financieros mediante una ejecución sustancial del Compromiso de Sevilla.
En este momento crítico para movilizar recursos y construir un futuro justo, inclusivo y sostenible, la comunidad internacional ha reafirmado a tiempo sus esfuerzos por reformular los marcos financieros a favor del desarrollo, tanto a nivel nacional como mundial. Se augura además que la FfD4 servirá de plataforma de lanzamiento para una nueva era de inversiones en desarrollo y potenciará la solidaridad entre los países en un contexto plagado de retos.