Un reciente informe muestra que se cuestiona cada vez más el compromiso de las principales corporaciones tecnológicas mundiales con la neutralidad de carbono, ya que el desarrollo de la IA impulsa una demanda energética que crece rápidamente y de forma descontrolada. Los chatbots, como ChatGPT de OpenAI, Gemini de Google, Copilot de Microsoft o Llama de Facebook, son aplicaciones de software, pero para operarlas se requiere una red de supercomputadoras distribuidas por todo el mundo que trabajan de forma ininterrumpida. Cada vez que un usuario realiza una pregunta, se realizan millones de cálculos en centros de datos, lo que conlleva un consumo eléctrico fantasma.
Un estudio de MIT Technology Review reveló que entrenar un modelo de IA de gran tamaño puede consumir más energía que la de una ciudad pequeña promedio en un año. Por ejemplo, entrenar el modelo de IA GPT-4 de OpenAI consumió tanta electricidad como la de 175 mil hogares estadounidenses en un día. Apple, Google y Meta se han fijado el objetivo de alcanzar cero emisiones netas para 2030, mientras Amazon y Microsoft lo han hecho para 2040 y finales de la década, respectivamente. Sin embargo, los analistas afirman que estas afirmaciones se hicieron antes del auge de la IA y que ahora están cada vez más alejadas de la realidad.
Thomas Day, uno de los autores del informe, elaborado por Carbon Market Watch y el NewClimate Institute, destacó que los objetivos climáticos de las empresas tecnológicas están perdiendo su significado. Si el consumo de energía continúa aumentando sin un control o seguimiento adecuados, será inviable alcanzar los objetivos marcados.
El informe evaluó la integridad de las estrategias climáticas de grandes corporaciones como Meta, Microsoft y Amazon como deficiente, mientras que Apple y Google obtuvieron una calificación promedio. En cuanto a la calidad de los objetivos de reducción de emisiones, Meta y Amazon recibieron notas muy deficientes, mientras que Google y Microsoft obtuvieron una calificación inferior a la media. Apple fue la única que obtuvo una valoración superior. La principal razón del fuerte aumento de las emisiones es la expansión de las operaciones de IA y los correspondientes centros de datos, que consumen enormes cantidades de electricidad. En los últimos tres o cuatro años, el consumo de electricidad y las correspondientes emisiones de carbono de algunas compañías se han duplicado e incluso triplicado.
El informe reveló que las emisiones operativas de las 200 principales empresas tecnológicas del mundo se acercaron a los 300 millones de toneladas de CO2 en 2023. Si se incluyera la cadena de valor final, la cifra podría ser casi cinco veces mayor. Si la industria tecnológica fuera un país, ocuparía el quinto lugar a nivel mundial en emisiones de gases de efecto invernadero, por delante de Brasil.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) afirmó que la electricidad suministrada a los centros de datos creció un promedio del 12 por ciento anual entre 2017 y 2024, y se espera que se duplique para 2030. Sin embargo, la mayor parte de la electricidad aún no proviene de energías renovables, a pesar de las ambiciosas afirmaciones de las empresas.
Cabe destacar que aproximadamente la mitad de la capacidad de procesamiento de los centros de datos actualmente está en manos de subcontratistas, pero muchas empresas no incluyen las emisiones de sus socios en los cálculos oficiales. La cadena de suministro de equipos e infraestructura, que representa al menos un tercio de las emisiones, también suele pasarse por alto. Si bien las inversiones en energías renovables están aumentando, no son suficientes para compensar el creciente consumo de electricidad de la industria, destacó Thomas Day.
El informe señaló que, dado que la IA se considera un motor de crecimiento económico y una herramienta estratégica en la política industrial, es poco probable que los gobiernos intervengan para frenar su crecimiento. Sin embargo, los expertos creen que hay margen para mejorar. Recomendaron asegurar que los centros de datos operen con fuentes de energía renovable, extender la vida útil de los aparatos y aumentar la proporción de materiales reciclados en la elaboración de hardware, ya que todo ello podría contribuir a disminuir las emisiones.