Estados Unidos ha instalado un reloj electrónico en una esquina de la Sexta Avenida del barrio de Manhattan, en el centro de Nueva York, que actualiza su deuda pública en tiempo real.
El pasado último, las cifras en pantalla alcanzaron los 31,4 billones de dólares, el tope de capacidad de endeudamiento del país, lo que obligó al Departamento del Tesoro a poner en marcha "medidas extraordinarias" para seguir financiando al Gobierno. Sin embargo, quedan pocos recursos para el despliegue de tales instrumentos, advirtió la titular de ese organismo, Janet Yellen.
Según el ente, Estados Unidos será incapaz de cumplir sus obligaciones financieras a partir del 1 de junio si el Congreso no eleva o suspende el límite de deuda pública.
Igualmente, la Oficina de Presupuesto del Congreso estimó que los ingresos fiscales hasta finales de abril último fueron menores que sus predicciones en febrero. Como consecuencia, es probable que el Tesoro se quede sin efectivo a la llegada de junio.
El techo de la deuda es la cantidad máxima de dinero que el gobierno de Estados Unidos puede pedir prestado para pagar sus obligaciones financieras. Cualquier ajuste debe ser aprobado por ambas cámaras del Congreso una vez alcanzado el techo.
Desde 1960 se han producido 78 aumentos, la mayoría de los cuales se decidieron sin gran controversia. Sin embargo, el actual estancamiento de las negociaciones entre demócratas y republicanos ha suscitado una creciente preocupación por la posibilidad de que el país entre en suspensión de pagos.
Yellen subrayó varias veces que el retraso del Congreso en elevar el límite ocasionaría graves consecuencias a la economía nacional. Los frutos que Estados Unidos se ha esforzado en recoger para recuperarse de la pandemia del Covid-19 serán en vano, y esto perjudicará su posición de liderazgo mundial, afirmó la Secretaria del Tesoro.
Los ciudadanos serán más vulnerables al desempleo, además de a unos tipos hipotecarios y crediticios más altos", señaló.
El Fondo Monetario Internacional también alertó sobre las secuelas del impago de la deuda por parte de Estados Unidos. La debilitada confianza en el sistema financiero de esa nación, considerado el más importante del mundo, podría derivar en una recesión global, auguró.
Mientras tanto, los responsables del sector económico de otros países siguen con atención los acontecimientos financieros en Estados Unidos, con la esperanza de que las autoridades competentes tomen decisiones acertadas y oportunas para evitar los riesgos inherentes a la aún frágil recuperación de la economía mundial.
La Cámara de Representantes de EE.UU., de mayoría republicana, aprobó elevar el límite de endeudamiento en que puede contraer el país, pero junto con una serie de recortes del gasto público a los cuales se oponen los demócratas, encabezados por el presidente Joe Biden. En concreto, se pedía reducir el presupuesto de defensa y educación, endurecer los requisitos de los programas de bienestar social y retirar varios planes de la Ley de Reducción de la Inflación iniciada por Biden.
Según la Casa Blanca, la iniciativa tiene pocos visos de prosperar. “El presidente Biden nunca obligará a la clase media y a las familias trabajadoras a soportar la carga de los recortes de impuestos para los más ricos, como lo hace este proyecto de ley”, anunció en un comunicado.
El mandatario y congresistas líderes de los dos Partidos lo debatieron en persona, pero ninguna parte expuso la intención de ceder su paso. Incluso quedó postergada la reunión prevista para el 12 de este mes entre Biden y los representantes republicanos para abordar el techo de la deuda pública.
Según los observadores, pese a su firmeza en las últimas negociaciones, los dos Partidos eventualmente transigirán para salvar al Gobierno de la mora y sus consecuencias inmensurables.