Entre los 15 países integrantes de la Cedeao, Malí, Burkina Faso, Níger y Guinea se encuentran bajo control del Ejército como resultado de sucesivos golpes de estado desde 2020. Sierra Leona consiguió evitar un intento de derrocamiento el pasado 30 de noviembre.
La penúltima edición de la Cedeao, convocada a inicios de agosto, se enfocó en la situación en Níger tras el golpe de Estado que depuso al presidente Mohamed Bazoum y lo mantiene retenido en su residencia en Niamey. Los jefes de Estado en la región no descartaron la posibilidad de una intervención militar para restaurar a Bazoum en el poder e imponer estrictas sanciones económicas y financieras a Níger.
En la cita de diciembre, los dirigentes de África Occidental abordaron cómo frenar la oleada de golpes de estado en la región. Omar Touray, presidente de la Comisión de la Cedeao, indicó que, pese a las sanciones y demás esfuerzos del mecanismo, las fuerzas golpistas se afianzan en el poder en Níger. Mientras, los gobiernos militares en Malí y Burkina Faso han dejado de colaborar con el bloque en su transición a un gobierno civil, aunque ese proceso está estancado.
Al respecto, el presidente de Nigeria y titular rotativo de la Cedeao, Bola Ahmed Tinubu, subrayó la necesidad de seguir robusteciendo la cooperación con los gobiernos militares para acelerar la transición.
África Occidental encara enormes retos a la hora de refrenar el extremismo violento y gestionar la tenencia de armas, cuyo control es un factor fundamental para normalizar la situación. Los conflictos locales y transfronterizos proliferan, mientras surgen grupos armados y extremistas.
Esta tendencia se ve agravada por la proliferación de armas convencionales ilícitas, especialmente las armas ligeras, municiones y explosivos, que a menudo se utilizan en operaciones ilegales de extracción de oro y en atentados. Las estadísticas muestran que los grupos armados en África poseen más de 40 millones de armas ligeras, casi el 80 por ciento de las que circulan en el continente, mientras las fuerzas de defensa y seguridad disponen de menos de 11 millones.
En un contexto en que la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de la ONU en Malí (Minusma) completó la retirada de sus tropas en este país y las fuerzas francesas abandonarán por completo Níger antes del 22 de diciembre, numerosos países de África Occidental enfrentan grandes riesgos de seguridad, especialmente los que han sufrido golpes de estado.
Níger solía ser un socio importante de los países occidentales, pero el golpe provocó la cancelación de los tratados de seguridad con la Unión Europea y el fin de dos pactos con Francia. Bajo las sanciones de la Cedeao, su economía cayó en una grave crisis con la creciente inestabilidad.
Malí también está bajo las amenazas que comporta la retirada de la Minusma, desplegada en el país desde 2013 con la participación de 11 mil 700 efectivos de 65 países. En junio, el gobierno militar de Malí pidió la retirada sin demora de la Minusma. La suspensión de operaciones de esta misión de paz de ONU podría provocar un aumento de los combates entre grupos armados en el norte de Malí.
Jama'at Nusrat al-Islam wal Muslimeen (JNIM), un grupo islámico radical vinculado a la organización terrorista Al-Qaeda, anunció recientemente que había apoderado de una base militar en el norte de Malí, infligiendo daños graves al ejército de este país.
Las “brechas de seguridad”, junto con la crisis posterior al golpe en algunos países de África Occidental, plantean grandes desafíos a la región. Amén de fortalecer la cooperación para resolver el problema de la seguridad, los países en la zona necesitan una solución integral, encaminada tanto al desarrollo económico como al mantenimiento del orden social y la estabilidad regional.