La Cumbre de la UA se lleva a cabo en el contexto de que África continúa enfrentando una serie de grandes desafíos como la pandemia del Covid-19, las convulsiones políticas y los conflictos que desestabilizan la situación en muchos países de la región.
El presidente del Comité de la UA, Moussa Faki Mahamat, destacó que la seguridad continental está amenazada por el terrorismo y el peligroso aumento de una ola de cambios inconstitucionales de gobiernos.
Los altos funcionarios de la UA han condenado la reciente erupción de golpes de Estado que han resultado en la suspensión de la membresía de numerosas naciones miembros del bloque. Por primera vez en la historia de la UA, en solo 12 meses, su Consejo de Paz y Seguridad suspendió a cuatro países, incluidos Malí, Guinea, Sudán y Burkina Faso.
Malí, que se considera un hervidero en África del Oeste, se ha sumido en una profunda crisis después de una década de conflicto sin solución. Debido a la creciente inseguridad y al empeoramiento de la situación humanitaria, este país parece estar atrapado en un ciclo interminable de inestabilidad. Se estima que más de 1,8 millones de personas en Malí necesitarán asistencia alimentaria en 2022, muy por encima de los 1,3 millones del año pasado. Se trata de la peor inseguridad alimentaria en el país africano desde 2014.
En este contexto, Francia y sus aliados europeos han desplegado fuerzas en Malí para apoyar a sus tropas en la lucha contra las insurgencias y el terrorismo durante muchos años. Sin embargo, el hecho de que la junta militar en Malí prolongara la transición provocó que la situación en el país se saliera de control.
Francia anunció que, junto con sus países socios de la Unión Europea (UE), revisará la presencia de sus tropas en Malí. El grupo de trabajo militar Takuba de la UE contra el terrorismo radical yihadista en la región del Sahel se estableció en marzo de 2020, después de que Francia retirase sus soldados de la fuerza Barkhane en Malí. Además de Francia, la fuerza especial Takuba también incluye tropas de los Países Bajos, Estonia, Suecia, Bélgica, República Checa, Noruega, Portugal, Italia y Hungría. La inestabilidad en países como Sudán, Burkina Faso y Guinea también pone a las fuerzas internacionales en la región ante desafíos de seguridad.
Los desacuerdos políticos, los enfrentamientos sectarios y la pobreza son las causas principales de los conflictos prolongados en África. Los líderes africanos dijeron que la situación de seguridad en el continente requiere un nuevo enfoque de la estructura de paz y seguridad, así como la relación con nuevos factores desestabilizadores.
Mientras tanto, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, señaló que la injusticia está profundamente arraigada en los sistemas mundiales y son los africanos quienes están pagando el precio más alto.
Es la desigualdad la que alimenta los conflictos armados, las tensiones políticas, económicas, étnicas y sociales; la violencia contra las mujeres, el terrorismo y los golpes militares en África, agregó.
El círculo vicioso de pobreza y conflicto se aferra a África y cuando no se puede encontrar una solución integral para resolver las causas profundas de los problemas, el "continente negro" continúa enfrentando desafíos de seguridad que amenazan la estabilidad de la región.