De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en enero pasado los precios de los alimentos bajaron por décimo mes consecutivo y ahora están 18 por ciento por debajo del récord registrado en marzo de 2022, tras el inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania.
Sin embargo, no han cedido las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria de varios países africanos en medio de la persistente amenaza de una sequía severa y de la escasez de energía.
Según el Informe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), el cambio climático provoca la peor sequía en cuatro décadas en el Cuerno de África. En consecuencia, 12 millones personas en Etiopia, unos 5,6 millones en Somalia y 4,3 millones en Kenia encaran una grave inseguridad alimentaria.
La situación en la zona ha empeorado debido al conflicto en Ucrania, una de las razones del aumento de los precios de los alimentos y de la energía, y de la interrupción en ayuda internacional.
También Kenia padece de una severa escasez alimentaria. La Autoridad Nacional de Gestión de la Sequía dio a conocer que seis millones personas sufren inseguridad alimentaria en 32 de 47 condados del país debido a sequías. Alertó asimismo que más de 970 mil niños kenianos menores de cinco años y 142 mil madres embarazadas y lactantes están desnutridos y necesitan apoyo urgente para mantenerse con vida.
Además de sequía, la seguridad alimentaria de África está amenazada en Sudáfrica por los cortes de energía intermitentes. Según la Asociación de Industrias Agrícolas de Sudáfrica, la crisis energética ha causado graves daños a la industria alimentaria del país.
Los cortes rotativos de energía a fin de reducir la carga en el sistema de transmisión energética se han producido continuamente debido al envejecimiento de la infraestructura de energía a carbón, lo que ha provocado escasez de productos básicos y un aumento del precio de los bienes, especialmente de los alimentos.
Según estimaciones de las Naciones Unidas, África enfrenta actualmente la crisis alimentaria más grave de la historia. Más del 20 por ciento de la población del continente ó 278 millones de personas, padecen de hambre.
Mientras, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia informó que dos millones de niños en Etiopia, Kenia y Somalia necesitan tratamiento urgente debido a desnutrición aguda severa. En los primeros siete meses de 2022, 730 niños murieron en centros de nutrición en Somalia, aunque según la fuente el número real puede ser mucho mayor.
En la Cumbre de África sobre Alimentación, a finales de enero, el Banco Africano de Desarrollo informó que los socios para el desarrollo prometieron 30 mil millones de dólares para impulsar la producción alimentaria en el continente durante los próximos cinco años.
También a fines de ese mes la Unión Europea aportó más de 71 millones de dólares para ayudar a resolver la crisis alimentaria en 11 países de África Oriental y Meridional.
Hasta la fecha, el PMA recibió 71,44 millones de dólares aportados por la UE. La mayor parte se utilizará para cubrir las necesidades nutricionales y alimentarias básicas de millones de víctimas del hambre.
Los analistas creen que estas donaciones son vitales para la población de áreas pobres y afectadas por la sequía en África.
Sin embargo, ese apoyo es insuficiente considerando la gravedad de la crisis alimentaria en África, que requiere de los miembros de la Unión Africana buscar soluciones a corto y largo plazo al hambre y la migración presente en algunas zonas debido a los conflictos armados y los cambios extremos del clima.