Países africanos alivian la carga de la deuda pública

La deuda pública ha sido durante mucho tiempo un obstáculo para el crecimiento de África y de muchos países en desarrollo. En este contexto, la iniciativa para conseguir el alivio de la deuda firmada recientemente en el marco de la reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20 ofrece la perspectiva de mitigar la carga de la deuda que asfixia a muchas economías.
Foto de ilustración: congthuong.vn
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La Iniciativa de los Dirigentes Africanos por el Alivio de la Deuda (ALDRI) propuso dos enfoques para resolver la crisis de la deuda: la reestructuración integral de la deuda para los países más endeudados y la reducción de los costes de los préstamos para los países en desarrollo. Según los expertos, si se implementan pronto, estas medidas podrían salvar a numerosas naciones del riesgo de quiebra y aumentar la inversión en proyectos de respuesta al cambio climático, lucha contra la pobreza y transición a energías limpias.

Mientras tanto, en 56 naciones en desarrollo, el pago de los intereses supera el 10 por ciento de los ingresos públicos. Incluso muchos estados destinan más del 20 por ciento al pago de intereses, agotando los recursos financieros para necesidades críticas en materia de salud, educación y respuesta al cambio climático.

La iniciativa surge en un momento en que la necesidad de resolver rápidamente la crisis de la deuda mundial es mayor que nunca. Un informe publicado recientemente por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha expuesto la alarmante realidad de la deuda pública de muchos países. En concreto, la deuda externa total de los 31 países más pobres del mundo se estima en 205 mil millones de dólares.

La bomba de la deuda amenaza con estallar en muchos países del mundo y África es la región más afectada. El continente africano está sumido en su peor crisis de deuda de los últimos 80 años, con más de la mitad de su población viviendo en países que gastan más dinero en el pago de intereses que en educación, atención médica y cambio climático, según el expresidente nigeriano Olusegun Obasanjo. El economista del Banco Mundial (BM), Indermit Gill, ha declarado que la deuda y las elevadas tasas de interés han empujado a muchas naciones a una crisis más profunda.

Los conflictos prolongados, los brotes de enfermedades, la hiperinflación y las altas tasas de interés son las principales causas de la crisis de la deuda en África y en muchos países en desarrollo. En un esfuerzo por resolver este difícil problema, varios países han buscado apoyo financiero del BM y de otras organizaciones multilaterales. Sin embargo, el dinero prestado no se utiliza para aumentar la inversión en socioeconomía, sino para cumplir con las obligaciones de pago de la deuda.

Abordar la carga de la deuda no solo es una necesidad urgente para África y muchos países en desarrollo, sino que también es crucial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). De acuerdo con la expresidenta de Malawi, Joyce Banda, para 2030 los países en desarrollo necesitarán hasta 6,4 billones de dólares anuales para alcanzarlos. Sin embargo, esta meta podría ser inalcanzable, ya que numerosos países tienen una enorme deuda que les impide avanzar.

Según el PNUD, si no se toman medidas pronto, las consecuencias serán enormes, ya que la pobreza extrema podría aumentar y sería difícil implementar inversiones para adaptarse y reducir el impacto del cambio climático. Es preocupante que los países más gravemente afectados por la crisis de la deuda se encuentren entre los más vulnerables del mundo.

Los analistas coinciden en que la crisis de la deuda no es un problema que pueda resolverse de la noche a la mañana. Por lo tanto, la pronta implementación de iniciativas de alivio de la deuda es un paso necesario para reducir gradualmente la carga que muchos gobiernos tienen sobre sus hombros. La reducción de la deuda es una medida fácil de adoptar para los países ricos, mientras que el coste de la inacción es elevado para los pobres, afirmó el director general del PNUD, Achim Steiner.