Las labores de rescate y mitigación de pérdidas se prevén muy duras y requerirán un gran apoyo de la comunidad internacional, ya que hasta ahora han muerto 11.000 personas y decenas de miles han resultado heridas, cifras que aún podrían aumentar, mientras que los daños materiales son cuantiosos.
El terremoto, considerado el más fuerte en un siglo en Turquía y Siria, también privó a un gran número de personas de sus hogares y arrasó infraestructuras y varias obras de gran valor histórico y cultural. Numerosos edificios están gravemente dañados y corren el riesgo de derrumbarse en los próximos días. Las averías a la infraestructura también están obstaculizando las labores de rescate.
Afanoso trabajo de rescate
De acuerdo con las autoridades de las Naciones Unidas, los primeros equipos internacionales de coordinación y evaluación de desastres han llegado al aeropuerto de Adana en Turquía. Sin embargo, las condiciones de las carreteras y la falta de camiones en Gaziantep, donde se detectó el epicentro del primer terremoto, dificultan el acceso al sitio y obliga a las agencias de manejo de desastres a considerar el uso de helicópteros y camiones de otras provincias más alejadas.
El Presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, declaró la situación de emergencia en 10 provincias, ya que las labores de búsqueda y rescate se enfrentan a malas condiciones meteorológicas. En Siria, la escasez de equipos de rescate debido al impacto de las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea también ha difucultado las labores de búsqueda y rescate.
Con sentido de urgencia, las fuerzas han rescatado a unas ocho mil personas. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha proporcionado cocinas, colchones, tiendas de campaña y otros recursos para los damnificados.
De acuerdo con la entidad, más de 1,7 de los 15 millones personas que viven en las 10 provincias turcas afectadas por el terremoto son sirios. Turquía ha sido el mayor anfitrión de refugiados del mundo desde 2014. Alrededor de cuatro millones de refugiados y solicitantes de asilo se encuentran actualmente en ese país bajo protección internacional temporal.
Mientras, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) expresó su preocupación por los daños a los sitios patrimoniales de Siria y Turquía y se comprometió a apoyar a los dos países.
Este organismo está particularmente preocupado por la antigua ciudad de Alepo, que figura en la Lista de Patrimonios Mundiales.
De acuerdo con la entidad, esa antiquísima ciudad ha sufrido daños significativos. La torre occidental de la antigua muralla se derrumbó y algunos edificios en el mercado se debilitaron.
Mientras, en la ciudad de Diyarbakir, Turquía, se desplomaron edificios. En ese lugar, incluido en la Lista de Patrimonios Mundiales, está enclavada la Fortaleza de Diyarbakir y el Paisaje Cultural de los Jardines de Hevsel. En tiempos antiguos fue un importante centro de los imperios romano, sasánida, bizantino, árabe y otomano.
La solidaridad y el espíritu de compartir
Los rescatistas compiten contra el tiempo en las duras condiciones invernales para salvar a quienes aún sobreviven bajo los escombros de los edificios derrumbados. Además de los compromisos de apoyo financiero, las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y 20 países han enviado fuerzas para participar en las tareas de rescate en Turquía y Siria. La ONU concederá una asistencia financiera de 25 millones de dólares para trabajo humanitario en las zonas afectadas de los dos países, y notificó que ha enviado equipos para evaluar la situación actual y participar en la asistencia cuando fuera necesario.
Mientras tanto, la Media Luna Roja envió seis equipos para apoyar las labores de búsqueda y rescate, así como brindar tratamiento de emergencia a las áreas afectadas. La UE despachó hacia Turquía 27 grupos médicos y de búsqueda y rescate de 19 países miembros.
La OTAN muestra su solidaridad con Turquía al desplegar una fuerza de mil 400 personas de 20 países aliados y socios para llevar a cabo trabajos de rescate. También izará su bandera a media asta como señal de duelo por las víctimas del desastre natural.
Desde Europa, Finlandia informó que ofrecerá una ayuda humanitaria de más de un millón de dólares a Turquía y Siria a través de la Cruz Roja Internacional y la Media Luna Roja, en tanto Suecia proporcionará 37 millones de coronas (3,5 millones de dólares).
Rusia y el Reino Unido han desplegado personal de emergencia en Turquía y Siria. Por su parte, Alemania y Ucrania expresaron su disposición a brindar la asistencia necesaria.
Los países del Golfo también toman medidas urgentes para socorrer a Turquía y Siria. Los Emiratos Árabes Unidos anunció una ayuda de 100 millones de dólares, repartidos a partes iguales entre los dos países, y estableció un puente aéreo para brindar servicios médicos, alojamiento, alimentos y apoyo logístico a fin de reducir el impacto del seísmo.
Jordania y Líbano enviaron equipos de rescate y ayuda humanitaria, mientras Egipto desplegó cinco aviones militares que transportan suministros médicos a ambos países. Qatar envió 120 salvadores a Turquía, junto con un hospital de campaña, ayuda humanitaria, tiendas de campaña y suministros de invierno.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, informó que hacia Turquía se enviaron dos equipos de búsqueda y rescate con 158 miembros, mientras el Pentágono y la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional están coordinando con entidades turcas para participar en la recuperación.
China también proporcionó ayuda de emergencia por valor de 5,9 millones de dólares y envió equipos de rescate a Turquía. El gigante asiático también llevará a cabo operaciones de socorro de emergencia para Siria. Japón, Noruega, España, Canadá, México, Argelia y Túnez también han desplegado equipos de rescate en las áreas afectadas por el terremoto.
Según expertos, los miles de muertos a causa de los terremotos en Turquía y Siria desbordan la capacidad de rescate de esos países. Por lo tanto, muchas naciones aceleran el apoyo a estos territorios. Los equipos de rescate trabajan a contrarreloj para encontrar supervivientes y necesitan movilizar todos los recursos, así como las manos de la comunidad internacional, en aras de ayudar a Turquía y Siria a superar las consecuencias de la terrible catástrofe.