La Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos es un plan climático a gran escala que destina 370 mil millones de dólares a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
A saber, prevé exenciones fiscales a los inversores en energías verdes, créditos fiscales para la compra de vehículos eléctricos, baterías así como subvenciones a proyectos de energía renovable. Esto hace temer en la UE que su mercado laboral sea afectado, particularmente los sectores de energía y fabricación de automóviles.
La iniciativa permite ciertas excepciones a los Estados firmantes de tratados de libre comercio con la potencia norteamericana, pero no siendo el caso del bloque europeo, por lo que este busca alcanzar un pacto comercial con Washington para beneficiarse del ambicioso plan del presidente Joe Biden.
De acuerdo con Von der Leyen, si bien la IRA brinda rebajas significativas a las tecnologías verdes generadas en Estados Unidos, podría perjudicar a las economías del Viejo Continente. La agrupación intenta negociar con Washington a este respecto, a la vez que aumentará sus propios fondos en tecnologías limpias.
La mandataria europea y Biden se reunirán el 10 de marzo en Washington con la intención, según un comunicado de la Casa Blanca, de ajustar la coordinación bilateral para combatir la crisis climática mediante la inversión en tecnologías limpias basadas en cadenas de suministro seguras.
La CE ha propuesto aumentar subvenciones a las empresas en la UE con el objetivo de garantizar una competitividad leal entre las empresas europeas y Estados Unidos en la carrera por convertirse en un centro de fabricación de vehículos eléctricos y otros productos ecológicos, así como de reducir el impacto de la IRA en la industria europea.
De acuerdo con Von der Leyen, los fabricantes de coches electrónicos de la UE, que ya tienen derecho a las rebajas impositivas de Estados Unidos, deben asegurarse de que los productores de baterías y sus componentes también se beneficien de la IRA.
Sin embargo, los miembros de la UE no se han puesto de acuerdo sobre la manera de abordar este tema. Mientras, Estados Unidos ha mostrado su deseo de cooperar con la UE para evitar una competencia entre dos aliados en la carrera de las tecnologías ecológicas.
La secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, ha apoyado la idea sobre subsidios verdes de la UE para compensar los daños causados por los efectos de la IRA. Si Europa ofrece subsidios similares a la parte estadounidense, esta sería una buena política climática, dijo.
Funcionarios estadounidenses evaluaron que su país cooperará con la UE porque comparten objetivos similares y el deseo de garantizar el suministro de productos importantes para la energía limpia, como baterías, paneles solares y turbinas eólicas, con miras a beneficiarse de la transición al respecto.
Una “carrera de subvenciones” sería lesiva para todos, por lo que tanto la UE como la nación norteamericana quieren evitarla. A fin de garantizar una competencia leal, ambas partes acordaron asegurar una transparencia total de los subsidios verdes y las desgravaciones fiscales. También siguen negociando cuestiones conexas.
Aun así, la UE manifestó su determinación de no quedarse a la zaga en la carrera con la primera economía del mundo en el campo de las tecnologías verdes.