Desde 2022, los bancos centrales han aumentado sus tasas de interés de referencia en respuesta a la inflación, que ha alcanzado a niveles no vistos en décadas en muchos países, incluido Estados Unidos. Sin embargo, este combate se complica con el reciente desplome del banco Silicon Valley debido a los riesgos de unos tipos de interés más altos, que sacudió el sistema bancario a ambos lados del Atlántico.
Ante la persistencia de la inflación, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, recomendó a los bancos centrales que siguieran subiendo los tipos de interés y endureciendo la política monetaria a pesar de los riesgos de inestabilidad financiera.
Es difícil que la economía mundial se recupere con fuerza en un entorno de crecientes tensiones geopolíticas y elevada inflación. Todas las naciones, especialmente las más vulnerables, sufrirán las consecuencias, lo que perjudicará sus perspectivas económicas. Debido al impacto del conflicto en Ucrania, que ha obstaculizado la recuperación de la pandemia del Covid-19, el crecimiento del PIB mundial disminuyó casi un 50 por ciento, hasta el 3,4 por ciento en 2022.
El FMI prevé que la economía mundial crezca un 2,8 por ciento en 2023 y un 3 por ciento en 2024, en ambos casos 0,1 puntos porcentuales por debajo de la previsión realizada en enero. La reducción de las previsiones de crecimiento económico global refleja el debilitamiento de algunas de las potencias económicas, así como la posibilidad de que los bancos centrales sigan endureciendo la política monetaria para frenar el aumento de la inflación.
El FMI advirtió que las debilidades, en especial la falta de preparación para hacer frente al aumento de tasas que acechan en los mercados financieros, podrían desatar una nueva crisis y afectar el crecimiento mundial este año.
La lucha contra la inflación plantea desafíos a la economía mundial, sobre todo la contracción de la política monetaria. Los ministros de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del Grupo de los 20 se reunieron en Washington D. C., la capital de Estados Unidos, para debatir este tema en medio de crecientes preocupaciones sobre la desaceleración del crecimiento económico después de fuertes aumentos en las tasas de interés en las grandes economías.
A medida que aumentan los costes de los préstamos, a los países en desarrollo les resulta difícil reembolsar su deuda en dólares debido a los altos tipos de interés y a la fortaleza del dólar.
La mayoría de las economías avanzadas del mundo siguen ralentizándose, según el FMI, lo que hará que el crecimiento mundial de este año sea inferior al 3 por ciento. Se prevé que los mercados emergentes de Asia crezcan significativamente, en particular China e India, que aportarán el 50 por ciento del crecimiento mundial total.
El PIB mundial se situará en torno al 3 por ciento durante los próximos cinco años, el peor dato desde 1990. Es probable que los países de bajos ingresos sufran un doble impacto por los altos costos de endeudamiento y una caída en la demanda de sus exportaciones, lo que puede aumentar la pobreza.
Los pronósticos de un desarrollo económico más lento y las dificultades que enfrenta el sistema bancario mundial demuestran que la "sombra negra" de la inflación aún se cierne sobre la economía mundial. El enfoque actual sigue siendo reducir la inflación y estabilizar los precios, pero esta batalla aún enfrenta grandes obstáculos.