El aumento del precio de los alimentos y el combustible ha afectado en gran medida al presupuesto de las familias europeas. Según los resultados de una encuesta realizada por la empresa de análisis de datos e investigación de mercados IRI, casi el 75% de los consumidores europeos ha recortado el gasto en artículos de primera necesidad, incluidos los alimentos. El 71% de los consumidores de los seis principales mercados europeos ha cambiado significativamente sus hábitos de compra en respuesta a la inflación, que ha alcanzado su pico en los últimos 40 años.
La encuesta también muestra que el 58 por ciento de consumidores europeos ha recortado lo esencial, de los cuales el 35 por ciento recurrió a ahorros personales y al endeudamiento para pagar sus facturas, más del 50 por ciento ordenó menos comida y el 47 por ciento se abstuvo de comer y beber en restaurantes. Mucha gente ha recurrido a las compras en los supermercados de descuento o productos a punto de caducar. La confianza del consumidor en todo el continente ha caído a mínimos casi históricos y crece la preocupación de que la eurozona esté en riesgo de recesión.
De acuerdo con un informe de la Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat), el IPC (índice de los precios al consumidor) en 19 países de la Eurozona alcanzó el 10,7 por ciento en octubre, frente al 9,9 por ciento en septiembre, superando la previsión del 10,2 por ciento. Alemania, Francia e Italia son las naciones con la mayor inflación.
Además del creciente precio de la energía, también el de los alimentos y bienes industriales han impactado gravemente el costo de vida. En los últimos tres meses, el Banco Central Europeo (BCE) ha aumentado las tasas de interés en un total de 200 puntos básicos y es probable que lo continúe haciendo como la FED y los bancos estatales de varios países.
Según el gobernador del Banco de los Países Bajos, Klaas Knot, es necesario endurecer las políticas monetarias y es posible que, en diciembre, el BCE considere un aumento de 50-70 puntos básicos de la tasa de interés, a pesar del incremento del dos por ciento a finales de octubre.
De acuerdo con la Oficina Federal de Estadísticas de Alemania (Destatis), el aumento de los precios en los capítulos de energía y alimentos fue la principal razón por la que la tasa de inflación marcó un récord del 10,4 por ciento. Según los analistas, la alta inflación está reduciendo el poder adquisitivo de los consumidores, un pilar importante de la economía.
Aunque el Gobierno alemán aprobó recientemente un paquete de apoyo al consumo y la energía por un valor de 200 mil millones de euros, la elaboración del plan de "freno de precios energéticos" aún está en proceso.
Por otro lado, el director comercial del Instituto Alemán de Economía (IFO), Timo Wollmershäuser, se mostró preocupado por un aumento de precios de la mayoría de los artículos en las cadenas minoristas, lo que incrementaría en dos dígitos de la tasa de inflación. Varios expertos predicen una recesión en invierno, ya que el alza continua de los precios merma el poder adquisitivo de los consumidores.
Impulsada por los altos precios de la energía, los alimentos y las materias primas, Francia sufre el más fuerte aumento de inflación desde 1985. Los alimentos han sido uno de los grupos de productos básicos con un incremento de precios más fuerte, de casi el 12 por ciento.
Mientras tanto, en Italia la inflación aumentó 11,9 por ciento, la tasa más alta en casi 40 años. Se trata de la primera vez que esta cifra del país europeo sube a dos dígitos desde la adopción del euro en 1999.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que el retroceso del crecimiento económico en varias naciones europeas podría conducir a una "profunda recesión" en todo el continente, mientras las interrupciones en el suministro de energía amenazan la economía y la crisis del costo de vida pudiera causar estrés social. Junto con la crisis energética, la alta inflación ensombrece el panorama en el Viejo Continente.