La Confederación Italiana de Propietarios Industriales, la principal asociación empresarial de país, publicó recientemente un informe que muestra un alarmante descenso de las actividades industriales y servicios en el tercer trimestre de 2023.
Según el informe, los efectos adversos acumulados, como la subida de los tipos de interés del Banco Central Europeo, la reducción de créditos y la liquidez, y el encarecimiento de la energía, han afectado al consumo y la inversión, provocando una disminución de la demanda externa. El Producto Interior Bruto (PIB) de Italia cayó 0,3 por ciento en el segundo trimestre en comparación con el anterior.
La contracción de la economía italiana en dos trimestres consecutivos ha planteado muchos desafíos a este Estado miembro de la Unión Europea (UE), en medio de los esfuerzos de la administración de la primera ministra Giorgia Meloni por mantener bajo control la segunda ratio deuda/PIB más alta de la eurozona.
Para evitar una recesión, el gobierno de Meloni necesita aumentar el gasto público, pero esto también pondrá al país en un dilema debido a las estrictas normas de la UE sobre el déficit presupuestario máximo permitido.
El ministro italiano de Economía y Finanzas, Giancarlo Giorgetti, anunció recientemente que el presupuesto del país es muy ajustado, lo que obliga al Ejecutivo a tomar una decisión difícil para mantener un déficit presupuestario de alrededor de 15,7 mil millones de euros en el próximo ejercicio. Explicó que todos los recursos disponibles se utilizarán para apoyar las rentas más bajas, reducir impuestos, ayudar a las familias en dificultades, impulsar la natalidad y prorrogar los contratos del sector público.
Para disponer de más recursos, Italia pretende recaudar al menos el 1 por ciento del PIB, o unos 21 mil millones de euros, mediante la venta de activos entre 2024 y 2026. Este plan debe sujetarse a los compromisos de privatización acordados con la Comisión Europea. Se prevé que la ratio deuda/PIB de Italia descienda hasta el 139,6 por ciento en 2026, desde el 140,2 por ciento de este año.
En medio de la caída de los indicadores económicos, el Ejecutivo prevé una revisión a la baja en las estimaciones del PIB, que en 2023 crecerá 0,8 por ciento en lugar del 1 por ciento vaticinado en abril, mientras en el 2024 será del 1,2 por ciento, frente al anunciado 1,5 por ciento.
En cuanto a los objetivos de las finanzas públicas, el déficit aumentará al 5,3 por ciento en 2023 y al 4,3 por ciento en 2024, por encima de los niveles previstos del 4,5 por ciento y el 3,7 por ciento, respectivamente.
Para hacer frente a un presupuesto ajustado que obstaculiza los esfuerzos de recuperación económica, el Gobierno aplazó un año el cumplimiento de las normas presupuestarias de la UE. La decisión enfureció al bloque porque, según las normas vigentes, a partir de enero de 2024 los presupuestos de los países miembros deben ajustarse para limitar el déficit público a la cota máxima del tres por ciento del PIB.
Según Giorgetti, se trata de una decisión difícil de tomar para proteger a Italia de una recesión económica. El aumento de los tipos de interés del BCE y el conflicto en Ucrania son las causas de la caída del crecimiento económico del país, dijo, y subrayó que un techo de deuda pública más alto permitirá al gobierno apoyar a las rentas más bajas, reducir los impuestos, ayudar a las familias, aumentar las tasas de natalidad e incrementar otros recursos importantes para la administración pública.
El nuevo plan presupuestario de Italia pone de relieve el desafío que al que enfrenta ese país para equilibrar los recortes de impuestos y el debilitamiento de su economía. Pero no es el único país que lucha por cumplir las normas fiscales de la UE. Según las proyecciones de Bloomberg, los déficits de Francia y España se situarán alrededor del 4,7 por ciento y el 4,1 por ciento del PIB en 2023, respectivamente.