Acaba de publicarse una nueva estrategia Covid-19 de la OMS, que pretende ayudar a los países a pasar de un sistema de respuesta de emergencia a otro de prevención y control a largo plazo. Sus objetivos cardinales, trazados en 2022, son reducir la propagación de la pandemia, las tasas de morbilidad y mortalidad y las consecuencias a largo plazo. Pese a la existencia del SARS-CoV-2, causante del Covid-19, el mundo está saliendo de la fase de emergencia.
El hecho de que en lo que va de año haya muerto menos gente en un 95 por ciento a causa de la enfermedad demuestra el logro de la OMS en la coordinación de los esfuerzos internacionales para hacer frente a una de las crisis sanitarias más graves de los últimos 100 años. La OMS es optimista en cuanto a que pronto declarará superada la emergencia sanitaria por la pandemia.
En un discurso por el 75 aniversario de la creación de la OMS, su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que pese a los logros alcanzados, la organización aún tiene mucho por hacer para materializar la meta de brindar mejores estándares de salud a todos. De hecho, la salud mundial sigue enfrentando varios grandes desafíos.
La interrupción de la vacunación contra el Covid-19 es uno de los asuntos más serios. Según Ghebreyesus, alrededor de 67 millones de niños en todo el mundo se perdieron al menos una vacuna esencial contra diversas enfermedades en el periodo 2019-2021. Esta es una de las razones del resurgimiento del sarampión, la difteria y la poliomielitis. En Europa, más de un millón de niños no se beneficiaron de la inmunización sistemática total o parcial desde el comienzo del Covid-19 en 2020. Las razones principales del retraso fueron las medidas de confinamiento y el miedo a contraer el Covid-19 al llegar a los centros médicos.
África es la región con mayor número de menores no vacunados, con 12,7 millones en el periodo 2019-2021. La interrupción de la vacunación global durante la pandemia del Covid-19 ha conllevado graves riesgos para la salud de los futuros dueños del mundo.
La desigualdad en el acceso a los servicios médicos también constituye un desafío. En la actualidad, casi el 30 por ciento de la población mundial no tiene acceso a los servicios médicos esenciales. De acuerdo con la Alianza Popular por las Vacunas, si los inmunizantes contra el Covid-19 se distribuyera equitativamente, al menos 1,3 millones personas se habrían salvado en el primer año de la vacunación. Cerrar la brecha del acceso a los servicios médicos sigue siendo una misión importante en medio de las muchas amenazas que acechan.
África está experimentando un exponencial aumento del número de casos de cólera, sobre todo en Somalia y Nigeria. En algunas naciones asiáticas, el Covid-19 sigue desarrollándose de forma imprevisible, con un aumento significativo de los casos.
Muchas naciones también enfrentan escasez de personal de salud. El informe de la OMS revela que al menos 55 países sufrido una grave carencia de trabajadores de la salud. Las naciones africanas son a las que les resulta más difícil cumplir el objetivo de brindar atención médica a todas las personas.
Científicos británicos pronosticaron que en los próximos 10 años puede aparecer una nueva pandemia tan mortífera como la de Covid-19. Además de la agudización del cambio climático y el crecimiento de la población, otras amenazas se ciernen sobre la salud pública mundial. Los logros alcanzados hasta el momento deben ser una base y una motivación para que los países sigan uniéndose para resolver los desafíos de hoy y del futuro.