El gobierno estadounidense está tratando de no caer en el impago de su deuda, lo que podría provocar una recesión, el colapso del sistema financiero, el cierre de los servicios de seguridad social, el despido de muchos empleados del gobierno y el aumento de las tasas de interés hipotecaria en medio del estancamiento de las negociaciones sobre el techo de la deuda pública.
Según las advertencias del Departamento del Tesoro de EE.UU., el 1 de junio el país podría empezar a quedarse sin dinero para honrar sus deudas, a menos que los demócratas y republicanos lleguen a un acuerdo bipartidista que levante el techo de la deuda. El límite de deuda actual de la economía estadounidense ya alcanzó los 31,4 billones de dólares.
Sin embargo, los miembros del Congreso se fueron de vacaciones tras la votación efectuada este jueves y no se espera que vuelvan antes del 4 de junio. A los ciudadanos les preocupa que el largo feriado interrumpa una negociación acelerada. Biden aseguró que el país no caerá en default y añadió que sus negociaciones con el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, han sido "productivas".
Las negociaciones entre republicanos y demócratas sobre el aumento del techo de la deuda pública han sido arduas e infructuosas. Los republicanos exigieron recortar el gasto discrecional del año fiscal 2024 en 130 mil millones de dólares a los niveles del año fiscal 2022, considerándolo una condición para alcanzar un acuerdo en esta materia.
Según los republicanos, el techo de la deuda de EE.UU. ya no puede elevarse sin medidas duras para reducir el déficit. Estos incluyen recortar el gasto social y restringir el acceso a Medicaid, el programa subsidiado que brinda atención médica a los pobres. A su vez, Biden respondió con un plan para reducir algunos gastos, pero también para recaudar nuevos ingresos al aumentar los impuestos a los ricos y grandes empresas, que disfrutan de enormes exenciones fiscales.
Biden y McCarthy mantuvieron este jueves una reunión virtual en la cual reconocieron la necesidad de limar diferencias. Según Biden, las partes siguen discrepando sobre el destino de los recortes. “No creo que toda la carga deba recaer sobre los estadounidenses de clase media y trabajadora”, enfatizó.
Por su parte, McCarthy señaló que esto no sería fácil. En las conversaciones con Biden, el líder republicano y sus ayudantes se centraron casi exclusivamente en recortar una pequeña porción del presupuesto, conocido como gastos discrecionales no relacionados con la defensa para financiar la educación, la protección del medio ambiente, los parques nacionales, la aplicación de la ley nacional y otras actividades.
El mencionado fondo representa menos del 15 por ciento de los 6,3 billones de dólares proyectados por el gobierno estadounidense para los gastos de este año. Esta partida de gasto tradicionalmente no ha sido muy grande y presumiblemente se reducirá durante la próxima década.
Frenar el aumento del gasto público ha sido el tema central de los debates sobre el techo de la deuda, mientras la mayoría de los estadounidenses apoya un proyecto de ley que permita elevar ese límite sin recortar los gastos. Es difícil predecir exactamente lo que sucederá a continuación, por lo que es poco probable que las negociaciones conduzcan a un acuerdo.
Los economistas advirtieron que un impago de EE.UU. llevaría a ese país a una catástrofe financiera que podría desencadenar una venta generalizada de materias primas, lo que causará una caída de la economía y un aumento vertiginoso de las tasas de interés. Indicaron que estos problemas conllevarán otros riesgos como millones de personas desempleadas, pensiones afectadas y una recesión económica que también haga tambalearse a los mercados mundiales.
La directora general del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, comentó que el debate en EE.UU. sobre el techo de la deuda pública no es necesario para la economía mundial, especialmente en un momento de incertidumbre significativa, y debe resolverse pronto. La controversia sobre este tema, según Georgieva, ha estremecido a los mercados internacionales.
El presidente Biden no considera invocar la 14ª Enmienda constitucional para evitar el impago de la deuda de Estados Unidos, dijo el martes pasado la Casa Blanca. De esta manera, descartó la posibilidad de recurrir a la Constitución para superar el estancamiento de la deuda pública. Ampararse en esa enmienda, según algunos académicos, permitiría al Departamento del Tesoro ignorar el tope de la deuda.
Sin embargo, la Casa Blanca insistió en que esta solución no ayudará a resolver el problema actual ni aumentará la confianza del gobierno de Biden para superar este momento difícil y evitar consecuencias para la economía nacional y el efecto dominó en la economía global.