Según un informe al respecto de la Oficina, el último trimestre de 2022 atestiguó la expansión, aunque modesta, de 19 economías de la citada unión monetaria, un 0,1 por ciento superior a la cifra de los tres meses anteriores. Las revisiones excluyen a Croacia, miembro de la Eurozona solo desde enero de 2023.
La Comisión Europea (CE) en otro informe apuntó que la economía de la Eurozona excederá las expectativas en 2023, pues la crisis energética viene amainando y la región misma escapó de recesión en el invierno pasado para volver a repuntar en enero último después de seis meses. A saber, el pronóstico de crecimiento de los 20 países donde rige el euro pasó del 0,3 al 0,9 por ciento.
También se vaticinó un declive de la inflación frente al año pasado, cuando el estallido del conflicto en Ucrania disparó los precios del gas y el petróleo.
En la Eurozona, luego de tocar techo en octubre de 2022 (10,6 por ciento), la inflación parece desacelerarse y en enero marcó 8,5, cayendo por tercer mes consecutivo. La cifra es inferior al 9,2 de diciembre y al 9,0 augurado en una encuesta de la agencia de noticias Reuters.
Tal disminución se atribuye al enfriamiento de los precios de energías a inicios del presente año, que escalaron solo 17,2 por ciento frente al 25,5 por ciento en diciembre.
Por otro lado, el mercado laboral de la Unión Europea gozó de una tasa de desempleo históricamente baja.
Expertos coincidieron en que las economías europeas crecerán con mayor vigor en el venidero trimestre y así protegerán a la Eurozona de la recesión técnica. Sin embargo, no todos los países están a salvo.
Seis de las 19 economías en cuestión se encogieron en el cuarto trimestre de 2022. La alemana, mayor del grupo, y la italiana, tercera, vieron caer 0,2 y 0,1 por ciento, respectivamente, su Producto Interno Bruto. Ambas dependen de los suministros de combustible rusos y pesan sobre ellas las repercusiones de las hostilidades en Ucrania.
Mejorías también se observaron en la zona euro después de numerosos aumentos de tipos de interés destinados a contener la inflación por parte del Banco Central Europeo (BCE) y otros bancos durante el año pasado. Pero la Comisión Europea advirtió que los vientos en contra aún soplan fuerte.
En enero último, los consumidores y las empresas siguieron encarando altos costos de energía, mientras la inflación de bases, que no toma en cuenta los productos energéticos ni los alimentos no procesados para su cálculo, se mantuvo al alza.
La recuperación económica regional fue superior a lo previsto, pero el BCE tiene la intención de subir los tipos de interés en marzo.
- Christine Lagarde, presidenta del BCE
La demanda intrabloque podría resultar mayor que lo esperado si las recientes caídas de los precios al por mayor del gas natural influyen más los precios al consumidor y el consumo demuestra ser más resistente, según Christine Lagarde, presidenta del BCE.
Sin embargo, no puede descartarse la probabilidad de revertir ese abaratamiento considerando las tensiones geopolíticas en curso.
Tal optimismo y cautela se deben a la baja de los precios de la energía luego de meses de aumento continuo durante 2022 a causa del conflicto en Ucrania. En invierno de ese año hizo menos frío, lo que disipó las preocupaciones por carencia de combustibles.
La inflación bajó porque las energías se volvieron asequibles y los precios de consumo en diciembre subieron con calma, parando en 9,2 por ciento. Esos son indicios de que la inflación llegó al punto culminante y empezó a descender.
Se considera que la Eurozona posiblemente haya superado la peor etapa del shock económico con su tasa inflacionaria desacelerando desde el nivel pico en octubre y su crecimiento registrado a finales de 2022.
La ejecutiva del BCE auguró que la economía regional irá “mucho mejor” este año de lo que se temía en un principio. Mientras, crecen las esperanzas de que los países sean capaces de evitar una recesión “dolorosa”.
Aunque las perspectivas no son brillantes, la economía de la Eurozona ha salido del atolladero.