El Departamento de Estadística de Malasia informó recientemente de que en 2022 la economía del país creció un 8,7 por ciento, el nivel más alto de los últimos 22 años y por encima del objetivo fijado. Las de Tailandia e Indonesia también registraron resultados alentadores.
El Banco Central malasio evaluó que el repunte de la economía se debe a las medidas de estímulo económico y la creciente demanda en el mercado doméstico. El mejoramiento del mercado laboral también contribuye a impulsar el consumo individual. Por su parte, el Banco Islámico de Malasia pronosticó que la economía nacional expandirá 4,5 por ciento en 2023. Otros bancos sostuvieron que esa cifra fluctuaría en torno al 4-4,4 por ciento.
Mientras, en Tailandia, el sector turístico, un pilar principal de su economía, ha cobrado impulso, especialmente después de que China reabriera su economía. Se prevé que el crecimiento económico de Tailandia en 2023 se situaría entre un 3,5 y un cuatro por ciento, gracias a la reactivación del turismo y a las elecciones generales, que se efectuarán en el segundo trimestre de 2023. Los turistas chinos podrían representar de siete a ocho millones de los 26-27 millones de llegadas internacionales a Tailandia este año.
Indonesia, la economía más grande del Sudeste Asiático, también empieza expandir. De acuerdo con el Departamento de Estadísticas del país, la economía creció 5,13 por ciento en 2022, el más alto desde 2013. Las inversiones extranjeras directas (IED) han sido un catalizador de la expansión económica.
La recuperación económica también se ve en otros países sudesteasiáticos como Vietnam, Filipinas y Camboya. Los analistas, sin embargo, dijeron que la región todavía enfrenta un desafío muy grande en 2023: la inflación. Esta sigue siendo una amenaza que no puede subestimarse, especialmente en Filipinas, Tailandia y Laos.
El Ministerio de Inversión de Indonesia informó que en 2022 las IED alcanzó los 45,6 mil millones de dólares en 2022, el nivel más alto en su historia, el mayor crecimiento de ese indicador en el mundo, gracias a la estabilidad política y las políticas de apoyo del gobierno de Joko Widodo.
Además del riesgo de inflación, el sector manufacturero en algunas economías del sudeste asiático sigue siendo bastante débil, en particular en Singapur. Los datos de la Junta de Desarrollo Económico mostraron que en diciembre pasado la producción industrial disminuyó 3,1 por ciento en comparación con el mismo lapso del 2021.
Además, en el panorama internacional soplan vientos contrarios debido a hechos como el conflicto Rusia-Ucrania, las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China y la desaceleración económica global.
Las economías del Sudeste Asiático están urgidas de luchar contra la inflación, estimular el crecimiento y lograr la estabilidad macroeconómica en 2023.