Se trata de uno de los niveles de financiación más bajos de los últimos años, ya que las organizaciones de ayuda se esfuerzan por recaudar fondos en un momento de crisis humanitarias en todo el mundo.
En un momento en que el mundo se enfrenta a muchas dificultades y las fuentes de financiación se agotan poco a poco, muchos países africanos se enfrentan a graves catástrofes humanitarias.
Las fuentes de apoyo para dichas naciones provienen del Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia (CERF). Además de la República Democrática del Congo, Sudán y Siria, su destinatarios también son Chad, Níger, Líbano y Honduras.
Como continente fuertemente afectado por los conflictos, la pandemia de Covid-19 y el cambio climático que llevan a una crisis alimentaria prolongada, África enfrenta un gran desafío de seguridad alimentaria.
La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) enfatizó que en 2023 la financiación recibida por el CERF fue la más baja desde 2018 y lamentó la incapacidad de las fuentes donantes para seguir el ritmo de las crecientes necesidades humanitarias.
Las necesidades mundiales de ayuda alcanzaron cerca de 57 mil millones de dólares el año pasado, cuando estallaron múltiples conflictos. El más preocupante fue entre el movimiento islamista Hamás e Israel.
El mes pasado, en una declaración en la que pidió a los países y donantes aumentar el apoyo financiero, la OCAH dijo que la brecha entre las necesidades financieras y los recursos movilizados alcanzó un nivel sin precedentes de 35 mil millones de dólares.
Como continente fuertemente afectado por los conflictos, la pandemia de Covid-19 y el cambio climático que llevan a una crisis alimentaria prolongada, África enfrenta un gran desafío de seguridad alimentaria.
Muchos países del continente están al borde de la hambruna. El portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, subrayó que al menos 25 millones de personas en Sudán, Sudán del Sur y Chad padecen de hambre y desnutrición debido al conflicto generalizado en Sudán.
Un déficit de financiación de cientos de millones de dólares ha obligado al Programa Mundial de Alimentos (PMA) a advertir de un inminente desastre humanitario para el pueblo sudanés.
Con recursos limitados, el PMA sólo puede dar prioridad a quienes han huido recientemente a países vecinos. Esto significa que los antiguos refugiados se enfrentan a la dura realidad de no recibir más ayuda.
En Sudán, alrededor de 18 millones de personas enfrentan una grave inseguridad alimentaria y muchas de ellas están atrapadas en zonas de guerra. Ese país ha sido testigo de graves enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y las Fuerzas de Apoyo Rápido paramilitares desde el 15 de abril de 2023.
Los combates dejaron más de 13 mil muertos y más de 11 millones de personas obligadas a huir.
Después de cerca de 10 meses de conflicto, más de la mitad de la población de Sudán necesita protección y asistencia humanitaria. El conflicto también ha desplazado a más de 1,5 millones de personas a países que ya acogían a un gran número de refugiados.
Según el PMA, la situación actual en Sudán es calamitosa, con casi 18 millones de personas que padecen hambre aguda y unos cinco millones de personas en situación de emergencia debido a los conflictos en zonas como Jartum, Darfur y Kordofán.
El representante del PMA en Sudán, Eddie Rowe, reiteró que la falta de acceso humanitario y otras barreras han impedido la entrega de ayuda de emergencia a la población.
El mes pasado, en una declaración en la que pidió a los países y donantes aumentar el apoyo financiero, la OCAH dijo que la brecha entre las necesidades financieras y los recursos movilizados alcanzó un nivel sin precedentes de 35 mil millones de dólares.
Mientras tanto, en Etiopía, las sequías, los conflictos y las epidemias son cada vez más complicadas, y dejarán al menos a 20 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria de emergencia en 2024, incluidos unos 10,8 millones de niños.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) afirma que necesita 535 millones de dólares este año para hacer frente a los crecientes retos que afrontan las poblaciones vulnerables y prevenir las consecuencias de las crisis superpuestas en Etiopía.
Los fondos son necesarios para cubrir las necesidades alimentarias básicas y proporcionar servicios de salud reproductiva, inmunizaciones y agua potable a las familias.
Las agencias internacionales de ayuda humanitaria están pidiendo a los donantes y gobiernos que aumenten la asistencia humanitaria de emergencia a fin de evitar la crisis de hambre en Etiopía. El fenómeno del Niño ha agudizado la sequía en ese país, lo que ha provocado una grave escasez de agua y afectado a las cosechas.
Las zonas más afectadas en el norte de Etiopía son Amhara, Tigray y Afar, donde las comunidades aún no se han recuperado del conflicto de 2020-2022.
A la luz de la peligrosa situación en los focos humanitarios de África, la ONU hace un llamamiento a la comunidad internacional para que aumente los recursos financieros y humanos necesarios para prevenir las catástrofes provocadas por el hambre.
Según Dujarric, el llamamiento no sólo pretende instar a la acción inmediata, sino también servir de recordatorio del vínculo existente entre la estabilidad regional y la responsabilidad global.