La difícil encrucijada de Europa

Más de diez países europeos se comprometieron a enviar tropas a Ucrania para garantizar su seguridad, mientras que otros expresaron dudas o rechazaron de plano sumarse al plan.

La bandera de la Unión Europea y la bandera de Ucrania en la sede de la Comisión Europea en Bruselas, Bélgica. (Foto: Xinhua/TTXVN)
La bandera de la Unión Europea y la bandera de Ucrania en la sede de la Comisión Europea en Bruselas, Bélgica. (Foto: Xinhua/TTXVN)

Esta división refleja la difícil encrucijada en la que se encuentra Europa respecto al apoyo a Kiev, con numerosos obstáculos que impiden materializar los compromisos.

Aunque los países europeos colaboran estrechamente con Estados Unidos para promover los esfuerzos de paz en el conflicto de Ucrania, no logran alcanzar un consenso sobre el mecanismo de seguridad para este país. Según Bloomberg, entre los más de diez Estados que se comprometieron a enviar tropas figuran el Reino Unido, Francia, Bélgica, Lituania y Estonia, mientras que Letonia y Suecia muestran reticencias.

Algunos Estados rechazaron tomar parte en el plan. Alemania, miembro clave de la Unión Europea (UE), afirmó que Berlín difícilmente podrá enviar tropas a Ucrania y que contribuirá con otros factores de seguridad. Italia dejó claro que el despliegue de sus tropas en ese territorio "no está en la agenda", y Hungría ha reiterado en varias ocasiones que no mandará soldados ni suministrará medios militares a Kiev. Por su parte, los Países Bajos y España manifestaron su disposición a apoyar el fortalecimiento de las fuerzas armadas ucranianas, pero sin aportar efectivos.

Las divisiones en Europa respecto a la ayuda a Ucrania se han hecho cada vez más evidentes a medida que el presidente estadounidense, Donald Trump, ha modificado su política sobre el conflicto. El mandatario había criticado en repetidas ocasiones a la administración anterior por destinar demasiados recursos financieros a Kiev. Sin embargo, en julio de 2025, anunció inesperadamente que Estados Unidos seguiría apoyando a Ucrania, pero a través de un nuevo mecanismo totalmente gestionado por la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Esta decisión de Washington fue considerada por la opinión pública como un tiro de dos blancos: por un lado, presiona a Rusia y, por otro, obliga a los aliados europeos a asumir una mayor responsabilidad financiera.

Esto ha puesto a Europa en una complicada disyuntiva. Si no se aumenta la ayuda y las garantías de seguridad para Ucrania, la posición y la influencia del continente en el ámbito internacional se verán mermadas. En los últimos tiempos, Estados Unidos ha dado constantes pasos por separado con Rusia sobre la cuestión de Ucrania, lo que genera preocupación en Europa ante un posible cambio en el equilibrio geopolítico regional. Sin embargo, si se incrementa el gasto militar en Ucrania, Viejo Continente se enfrentará a una fuerte presión financiera.

Muchos gobiernos europeos registran graves déficits presupuestarios y la presión de la opinión pública interna les obliga a actuar con cautela. Aumentar la ayuda a Ucrania o desplegar fuerzas en el país supondría un elevado gasto en defensa, una decisión que no cuenta con el respaldo ciudadano a pocos meses de las importantes elecciones previstas para 2027 en Francia, Italia y España. En Alemania, una encuesta reveló que hasta el 45 por ciento de los consultados se opone al envío de tropas para participar en operaciones de mantenimiento de la paz en Ucrania.

El subsecretario de Defensa de Estados Unidos, Elbridge Colby, anunció recientemente que Washington solo participará mínimamente en los mecanismos destinados a garantizar la seguridad de Ucrania. Esto evidencia claramente que la Casa Blanca traslada la mayor parte de la carga y la responsabilidad vinculadas a Ucrania a sus aliados europeos, incluida la financiera. Según Euronews, la UE dedicó unos 72 mil millones de euros a actividades de defensa relacionadas con Ucrania en el período 2022-2024, que incluyeron tanto los desembolsos directos del bloque como los de sus Estados miembros, equivalentes a cerca del 0,3 por ciento del producto interior bruto anual del bloque. Los costes de reconstrucción y recuperación de Ucrania se estiman en 452,8 mil millones de euros para la próxima década.

Las próximas decisiones de Europa no solo definirán el futuro de Ucrania, sino también determinarán la posición del propio continente. Los gobiernos europeos se enfrentan al desafío de demostrar su capacidad para resolver cuestiones de seguridad, incluido el conflicto de Kiev, sin el respaldo del aliado del otro lado del Atlántico.

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