Sin embargo, en el contexto del aumento de la inflación y desafíos externos, muchos economistas y analistas mostraron su preocupación por la posibilidad de que la economía estadounidense vuelva a caer en recesión el próximo año.
Según el Departamento de Comercio de Estados Unidos, el crecimiento económico del país alcanzó su nivel más alto desde 1984 con una tasa de 6,9 por ciento en el último trimestre de 2021.
El 19 de abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó un informe sobre las perspectivas de la economía mundial en el cual auguró que la economía estadounidense crecería 3,7 por ciento en 2022 (0,3 por ciento menos que la previsión realizada en enero), y 2,3 por ciento en 2023.
En medio del agravamiento de la inflación y de las estrictas políticas financieras de la Reserva Federal (FED), los resultados de la encuesta muestran que la economía estadounidense corre riesgo de estancamiento.
Mientras, un sondeo realizado por la agencia de noticias Bloomberg revela que crece la preocupación por la desaceleración de la economía estadounidense. Los especialistas evaluaron que el riesgo de que caiga en recesión es del 27,5 por ciento, superior al 20 por ciento previsto en la encuesta realizada en marzo. La empresa financiera Goldman Sachs pronosticó que la probabilidad de que la economía número uno del mundo encaje una ralentización en los próximos dos años es del 35 por ciento.
La compartida preocupación por esa eventualidad se debe al aumento de la inflación en el país y el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, que ensombrece las perspectivas económicas mundiales. El informe publicado por el Departamento de Comercio estadounidense señala que los precios al consumidor en marzo subieron al nivel más alto en más de 16 años, cuando el precio de gasolina estableció un récord de 4,33 dólares por galón.
Otro reciente reporte del Departamento de Trabajo muestra que las importaciones también registró un aumento del 2,6 por ciento en marzo, el nivel más alto desde abril de 2011. El crecimiento de los precios ha reducido el poder adquisitivo de los consumidores y ha pasado factura al crecimiento económico. Mientras, el conflicto en Ucrania ha interrumpido las cadenas de suministro y provocado al aumento de los precios de los alimentos y la energía, por lo que exacerba la inflación en Estados Unidos.
El presidente de la FED, Jerome Powell, advirtió que los desarrollos impredecibles del conflicto entre Rusia y Ucrania y las sanciones de Occidente contra Moscú puedan afectar considerablemente a la economía estadounidense.
En una conferencia sobre política económica celebrada en marzo, Powell dejó abierta la posibilidad de que la FED suba la tasa de fondos federales en 0,25 por ciento si las reuniones concluyen que es necesario. Añadió que la subida de los tipos de interés continuará hasta que la inflación esté bajo control. Además, aún podría endurecerse más la política monetaria si fuera necesario para estabilizar los precios.
Aparte de la inflación, dijo que Estados Unidos enfrenta otros desafíos debido a la escasez de mano obra después de la pandemia del Covid-19. En la actualidad, el mercado laboral del país está desequilibrado, pues la demanda de contratación es superior al tamaño de la fuerza laboral en aproximadamente cinco millones de puestos de trabajo.
Por ser Estados Unidos la economía número uno del mundo, si se debilita el crecimiento económico global se desacelerará significativamente.
Para evitar una desaceleración de la economía en el 2023, los analistas recomendaron que Estados Unidos ajuste la oferta monetaria este año, pues cuanto más permita la circulación excesiva de dinero tanto en los mercados financieros como en la economía real, más severo será el impacto.