En conferencia de prensa tras una reunión informal de los ministros de Energía, efectuada el 12 de octubre, el ministro de Industria y Comercio de la República Checa, Jozef Sikela, anunció que los países acordaron poner en marcha una plataforma de compras conjuntas de gas antes del verano de 2023, fortaleciendo así la solidaridad intrarregional, ahorrando energía y evitando los impactos de una posible carestía de gas sobre los precios de la electricidad. El funcionario checo hizo hincapié en el argumento de “comprar a granel, a un precio más barato” y que la UE negociara con los suministradores el precio más bajo posible.
La comisiaria europea de Energía, Kadri Simson, consideró que la compra conjunta de gas es necesaria para que los países no compitan entre sí. La UE está proponiendo soluciones con el fin de controlar el aumento del precio de la energía. De acuerdo con Simson, la Comisión Europea (CE) introducirá medidas adicionales la próxima semana con el objetivo de frenar el crecimiento del precio de la energía.
La presidenta de la EC, Ursula von der Leyen, también confirmó que esta entidad haría una propuesta más detallada con medidas para ayudar a bajar el precio de la energía, antes de la Cumbre del bloque en Bruselas (Bélgica), programada para el 20 y 21 de octubre.
De acuerdo con Simson, cualquier nueva medida requiere un alto consenso entre los miembros. El ministro de Medio Ambiente de Irlanda, Eamon Ryan, dijo que los países acordaron tomar nuevas medidas, pero necesita más tiempo para llegar a un mecanismo.
De acuerdo con Simson, cualquier nueva medida requiere un alto consenso entre los miembros.
La mayoría de los miembros de la UE apoyan la aplicación del precio máximo para el gas, pero no pueden llegar a un acuerdo sobre la aplicación del precio tope para las transacciones de gas y los contratos a largo plazo. A partir de junio, España y Portugal aplicaron el precio máximo al gas, lo que redujo el precio doméstico de la electricidad. La idea ganó la atención de otros países, aunque todavía existe preocupación por el aumento de la demanda de gas de la UE.
En la Cumbre informal de la UE el 7 de octubre en la República Checa, las naciones no pudieron consensuar un plan para topar el precio de gas, un tema que ha sido debatido durante semanas. Alemania, Dinamarca y los Países Bajos se oponen a la idea por temor a que dificulte la compra de gas y socave los esfuerzos para fomentar la eficiencia energética.
Mientras tanto, Hungría mantuvo su oposición a las sanciones de la UE contra el sector energético de Rusia. Budapest instó reiteradamente a la agrupación a cambiar su política alegando que las sanciones no lograron los resultados deseados e incluso fueron contraproducentes. También advirtió que la crisis enérgica podría prolongarse debido a factores geopolíticos y de seguridad, y que requiere soluciones más permanentes.
Otro problema de la UE es la conciliación entre la seguridad energética y la acción climática. La UE se fijó el objetivo de convertirse en carbono neutral para 2050 y la CE también hizo una propuesta legal hacia la meta de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55 por ciento para 2030 desde los niveles de 1990. Sin embargo, con el fin de superar la escasez de electricidad, varios miembros de la UE han utilizado en los últimos meses las centrales eléctricas de carbón, minando así a las aspiraciones climáticas del bloque.
Según el ministro de Industria y Comercio de la República Checa, la tarea común es reducir el impacto de la crisis energética, pero cada miembro de la UE tiene diferentes ideas sobre las medidas, condiciones y beneficios. Por otro lado, la gestión de la crisis energética depende en gran medida de la velocidad de acción, la coordinación y la capacidad financiera. Estas siguen siendo difíciles cuestiones para la UE.