Se prevé que la economía de Alemania continuará recuperándose tras la pandemia del Covid-19, pero a un ritmo más lento debido a la inflación. Las actividades económicas se han afectado considerablemente debido al conflicto entre Rusia y Ucrania.
De acuerdo con reciente pronóstico, la tasa de inflación anual podría aumentar al 7,1 por ciento en 2022, muy por encima del cinco y 3,6 por ciento previstos en diciembre de 2021. El presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, advirtió que si los precios siguen disparándose, la inflación podría alcanzar su nivel más alto desde 1980.
El fuerte aumento de los precios de la energía y los alimentos es una de las principales razones del crecimiento de la inflación en Alemania en particular y en la Eurozona en general. La tendencia alcista de los precios de la energía persiste desde hace mucho tiempo y se vio agravada por el conflicto en Ucrania. Como en muchos otros países, los precios al consumidor también han crecido por la congestión de las cadenas de suministro en Asia y el aumento de los precios de la energía. La alta tasa de la inflación se ha convertido en una carga para las empresas y ciudadanos alemanes, lo que reduce el poder adquisitivo de los consumidores.
La recuperación después de la pandemia del Covid-19 y los impactos generados por la inflación serán decisivos para la mayor economía de la Unión Europea (UE) en los últimos meses de 2022. Los analistas pronostican que los precios de la energía podrían disminuir y las cadenas de suministros podrían subsanarse. Sin embargo, el Bundesbank considera que la repentina alza de la inflación podría erosionar el poder adquisitivo de los consumidores. Las estadísticas muestran que en mayo los precios de la energía y los alimentos aumentaron 38,3 y 11,1 por cientos, respectivamente, en comparación con el mismo periodo de 2021. Además, la pandemia de Covid-19 originó que las industrias alemanas tengan dificultades con las cadenas de suministro de materias primas e insumos intermedios, lo que encarece los productos.
El control de la inflación es la primera prioridad en las políticas fiscales del Ministerio Federal de Finanzas de Alemania para frenar la actual espiral inflacionaria.
El ministro de Finanzas, Christian Lindner, destacó que poner fin a la política fiscal expansiva implementada a lo largo de los años es una de las medidas destinadas a detener la inflación. Advirtió que esta representa un “gran riesgo económico” y aconsejó adoptar medidas drásticas para contenerla. Según especialistas, la disminución de los precios de combustible y la implementación de las medidas de apoyo del gobierno alemán ayudarán a que la tasa de inflación no siga aumentando en los próximos meses.
Nagel pidió al Banco Central Europeo (BCE) realizar acciones resueltas para frenar el aumento de los precios. A fin de responder a los esfuerzos por suavizar la inflación, el BCE publicó un plan sobre el aumento de la tasa de interés en los próximos meses. En tal sentido, la tasa de interés de política monetaria se aumentará a 25 puntos el 21 de julio. Esta es la primera subida de tipos del BCE en más de 10 años. La organización financiera también dejó abierta la posibilidad de seguir subiendo las tasas de interés en septiembre.
Además de las medidas fiscales temporales y el endurecimiento de las políticas monetarias para controlar la inflación, los gobiernos de Alemania y de otros países europeos deben tomar medidas capaces de hacer frente a los impactos generados por el conflicto en Ucrania, que podrían ser más severos de lo esperado, y a la complicada evolución de la pandemia de Covid-19.