En el contexto de la crisis económica, Sri Lanka enfrenta la escasez de alimentos, combustibles y otros bienes esenciales. Debido a la carencia de divisas, las empresas cingalesas no pueden pagar las importaciones, ni siquiera las más importantes. Además, la tasa de la inflación alcanzó un nivel récord y las personas tienen que vivir con cortes de energía prolongados.
Según estadísticas publicadas el 1 de junio, la tasa de inflación marcó un récord en mayo pasado, el octavo en otros tantos meses. En Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Colombo creció 39,1 por cieto en comparación con el mismo lapso del año pasado. La inflación alimentaria pasó del 46,6 por ciento en abril al 57,4 por ciento en mayo.
El aumento de los precios en mayo no reflejó la situación del aumento de los precios de combustible, uno de los productos básicos que escasean en Sri Lanka. Los economistas dijeron que en realidad el IPC creció más rápido que lo publicado oficialmente.
Para hacer frente a la escasez de efectivo, el gobierno cingalés aumentó los impuestos al valor agregado y de Sociedades con la esperanza de engrosar los ingresos al presupuesto. Además, también gravó la renta y los salarios y redujo las exenciones de impuestos a los contribuyentes individuales. El Ministerio de Finanzas informó un aumento de los impuestos sobre muchos bienes importados, incluido el vino y el queso, con la intención de limitar las importaciones y mantener las reservas de divisas.
Según esa decisión, Sri Lanka impondrá una tasa impositiva mucho más alta a los artículos de lujo, que están fuera del alcance de la mayoría de las personas, pero usuales en hoteles y otros establecimientos al servicio de los turistas extranjeros.
La escasez de efectivo y la inflación, el aumento de los precios y el clima desfavorable ocasiona una grave carencia de alimentos. El país perdió la mitad de la cosecha de arroz en año pasado y la que comenzó el mayo afronta dificultades por falta de fertilizantes.
De acuerdo con el anuncio de la Oficina del primer ministro, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura está elaborando un plan para ayudar a la agricultura rural de Sri Lanka. Mientras, el Banco Mundial desembolsará unos 700 millones de dólares en los próximos meses para ayudar al país surasiático a superar la grave crisis económica.
La asistencia del Banco Mundial se considera un “chaleco salvavidas” en momentos en que Sri Lanka espera apoyo a largo plazo a través del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras organizaciones internacionales, así como de países donantes. En la actualidad, Colombo negocia con el FMI los paquetes de apoyo y debate con sus acreedores sobre la reestructuración de las deudas. El gobierno estimó que necesita de tres a cuatro mil millones de dólares para sacar al país de la crisis actual.
La vida de los cingaleses enfrenta muchas dificultades, lo que podría conducir a la inestabilidad política y social. Con el apoyo de la comunidad internacional, el gobierno se esfuerza por activar medidas destinadas a superar la “tormenta de la crisis” y retornar a la estabilidad y el desarrollo.