Oportunidad para seguridad y estabilidad en Colombia

El Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) reanudaron diálogos tras casi cuatro años de interrupción. La decisión de restablecer las conversaciones de paz abre paso a la recuperación de la seguridad y la estabilidad en el país sudamericano.
Otty Patiño (derecha), representante de la delegación del Gobierno colombiano para la actividad, y Pablo Beltrán, jefe del equipo negociador del ELN, en la rueda de prensa posterior a los diálogos de paz en Caracas, la capital venezolana, el 21 de noviembre de 2022. (Fotografía: AFP/VNA)
Otty Patiño (derecha), representante de la delegación del Gobierno colombiano para la actividad, y Pablo Beltrán, jefe del equipo negociador del ELN, en la rueda de prensa posterior a los diálogos de paz en Caracas, la capital venezolana, el 21 de noviembre de 2022. (Fotografía: AFP/VNA)

La Casa de Nariño informó que el Gobierno y el ELN retomaron las conversaciones de paz en Caracas, la capital de Venezuela. Según un comunicado al respecto, Danilo Rueda, alto comisionado para la paz y jefe de la delegación gubernamental, y la parte interlocutora, a cargo de Pablo Beltrán, convinieron en que la reanudación de diálogos satisface el anhelo del pueblo colombiano, de la sociedad y la nación, de avanzar en un proceso de paz y de construcción plena de la democracia.

Las partes pactaron seguir una serie de acuerdos y avances logrados desde la firma de la agenda del 30 de marzo de 2016. Reiteraron que la participación de toda la sociedad será clave para los cambios necesarios por la reconstrucción de la paz en Colombia.

También agradecieron los compromisos consecuentes de Cuba, Noruega y Venezuela, los países que actúan como garantes de las conversaciones, además de una delegación supervisora de las Naciones Unidas, invitada especial a sus citas.

Las negociaciones de paz entre Bogotá y dicho grupo guerrillero arrancaron en febrero de 2017 en Ecuador y más tarde fueron instaladas en Cuba. Su cancelación, en 2019, fue una decisión unilateral del gabinete liderado por Iván Duque como consecuencia de varios acontecimientos desfavorables. Entre esas, “la gota que colmó el vaso” fue un sangriento atentado con bomba contra una escuela de formación de la Policía en la capital nacional, el cual se cobró la vida de 23 personas.

El proceso fue reintentado cuando Gustavo Petro asumió la presidencia este año. A mediados de septiembre, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, notificó que su país había sido invitado por Petro a ser garante de las negociaciones de paz entre Colombia y el ELN.

Analistas atribuyen tal avance a los gestos de buena voluntad de las dos partes, tal como un cese al fuego unilateral del ELN del 10 al 15 de marzo de 2022 para facilitar las elecciones legislativas. De acuerdo con un comunicado en línea, la guerrilla calificó a la tregua como una muestra de buena fe hacia el país.

Por otro lado, Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en Colombia, declaró inmediatamente después de su investidura la política de lograr una “paz integral” con todos los grupos armados. Como evidencia de su fuerte compromiso, suspendió órdenes de captura y extradición contra cabecillas del ELN.

Con la anuencia de Petro, a mediados de septiembre último, Danilo Rueda junto con delegados de las Naciones Unidas y Noruega, se reunieron con cuatro caudillos de un grupo que surgió de la antigua guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC), en aras de allanar el paso a las futuras negociaciones de paz.

El ELN, con aproximadamente dos mil 500 miembros refugiados en selvas y montañas, es la mayor rama que queda luego del desarme de las FARC.

En 2016, el Gobierno colombiano y las FARC rubricaron un acuerdo de paz para terminar los conflictos armados, que se habían prolongado seis décadas en el país sudamericano. Tras desarmarse, la organización guerrillera fundó su partido político y consiguió 10 escaños en el Congreso. Prometió continuar el proceso de paz y cumplir lo pactado con el Gobierno nacional y las Naciones Unidas.

Según analistas políticos, la reanudación de los diálogos de paz es una primera señal positiva. Aun así, las partes deben sostener conversaciones en que verdaderamente muestren voluntad de escuchar, rectificar y comportarse con transigencia, para que las negociaciones lleguen a rendir frutos, como contribución a la seguridad y la estabilidad de los colombianos.