Asistieron a la investidura del mandatario boliviano en la sede de la Asamblea Legislativa Plurinacional el rey de España y los presidentes de Argentina, Colombia y Paraguay, junto con representantes de alto nivel de países en la región y el resto del mundo.
En el acto, Luis Arce declaró iniciar una nueva etapa en Bolivia.
Anteponiendo los intereses nacionales, el Gobierno impulsará las nuevas iniciativas y creará nuevos programas, para que ‘Bolivia vuelva a la senda de la estabilidad en el menor tiempo’, enfatizó.
Dijo que además de garantizar una sociedad justa, su gobierno buscará reconstruir el país en unidad para vivir en paz.
Las prioridades de Bolivia son vencer la pandemia de coronavirus, sanar las divisiones sociales, triunfar sobre la crisis y recuperar el nivel de crecimiento económico, recalcó.
En las elecciones generales de Bolivia el pasado 18 de octubre, el representante del partido político de izquierda MAS, Luis Arce, ganó el 55,1 por ciento de los votos para superar a su oponente de la derecha Carlos Mesa, consiguiendo la presidencia inmediatamente después de la primera ronda electoral.
El MAS también triunfó en la Asamblea Legislativa, afianzando su mayoría de los escaños con una diferencia significativamente superior en el número de votos a favor frente a la derecha. Asimismo, recibió un considerable 35 por ciento de votos en el departamento de Santa Cruz, el cual se considera como el ‘bastión’ de los líderes de las protestas tumultuosas que derrocaron al expresidente Evo Morales hace un año.
La rotunda victoria de Luis Arce y el MAS depejó las dudas y acusaciones, y reflejó claramente las aspiraciones de la mayoría de los bolivianos por un nuevo período de estabilidad y desarrollo en el país.
Los observadores consideran que uno de los factores clave que llevaron a la victoria del MAS en la primera vuelta fue la participación récord de los votantes, a pesar del desarrollo complicado de la epidemia.
Opinaron que este hecho demostró la urgente necesidad de los bolivianos de poner fin rápidamente al período turbulento que ha persistido desde el derrocamiento del Gobierno liderado por el MAS en noviembre de 2019. También reflejó el apoyo de los ciudadanos a las políticas suspendidas el año pasado.
De hecho, desde que el líder del MAS, el expresidente Evo Morales, fue reelecto en 2016, se inició un proceso de cambio en Bolivia.
Las políticas del Gobierno del MAS han conducido al desarrollo económico. Al basarse en una estrategia de restauración de los derechos soberanos sobre los recursos naturales, las mismas han generado muchas mejoras sociales, con logros destacados en la reducción de la pobreza, la erradicación del analfabetismo y la universalización de la salud y la educación, entre otros.
Según el canal de televisión multiestatal latinoamericano TeleSUR (con sede en Venezuela), la línea política seguida por el MAS también contribuye a sentar las bases de la cosmovisión multicultural y multiétnica, en sustitución del antiguo y engañoso punto de vista que priorizaba a la clase alta y es considerado "una ruina" desde la época colonial.
La victoria de la izquierda boliviana tiene un significado importante para los movimientos populares progresistas de la región y es aclamada como "un triunfo de masas" en América Latina.
TeleSUR enfatizó que el espectacular regreso del MAS después de un año de agitación en Bolivia es la afirmación de que, en tiempos difíciles y de divisiones, la solidaridad de las masas populares es un requisito previo para triunfar. La victoria de este poder político continúa reforzando y alentando a las naciones de América Latina y el Caribe a persistir en los objetivos de la soberanía, la solidaridad y la integración, en aras de proteger la paz, la estabilidad y los logros comunes de la región.
En el actual escenario de la política boliviana profundamente polarizada, la balanza está a favor del MAS. Esto es una ventaja, pero no significa que el camino por delante sea llano. Serán necesarios realizar los compromisos políticos en el nuevo contexto a partir de un análisis de los factores adversos, tanto políticos como socioeconómicos, que fueron explotados por fuerzas adversas para socavar el papel de liderazgo de la izquierda en Bolivia.