Europa se considera un destino prometedor para los emigrantes procedentes de Oriente Próximo, Afganistán, Pakistán y el norte de África. El creciente número de personas que cruzan el mar Mediterráneo para llegar al Viejo Continente se está convirtiendo en un quebradero de cabeza para los principales países de destino. Entre ellos se encuentra Grecia, que se desespera ante el aumento vertiginoso del número de migrantes y refugiados que desbordan sus instalaciones de acogida.
Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, de enero a inicios de noviembre de 2023, el país helénico ha recibido 38 mil 448 migrantes, mientras en el año anterior fueron 18 mil 700. Los campos de refugiados en sus islas corren riesgo de saturación por el exceso de migrantes y el hecho de que los solicitantes de asilo no pueden acceder a los derechos ni a los servicios.
El Ministerio griego de Migración y Asilo declaró que las autoridades estaban trabajando para mejorar las condiciones de vida de los migrantes. Desde que se produjo un incendio en el centro de acogida de refugiados de la isla de Lesbos que dejó a miles de personas sin hogar, el país mediterráneo ha recibido fondos de la Unión Europea (UE) para construir nuevas instalaciones, pero no todas están operativas.
La vecina República de Chipre igualmente se enfrasca en lidiar con la oleada migratoria duplicando la capacidad de los campamentos. El número de solicitantes de asilo procedentes del Oriente Medio ha crecido en los últimos años.
Chipre ha tomado la iniciativa de impulsar la cooperación con Líbano para frenar la migración ilegal procedente de ese país. Sin embargo, el estallido del conflicto entre Israel y Hamás ha intensificado las disputas en la frontera israelo-libanesa, lo que preocupa a los funcionarios chipriotas por el aumento de evacuados a su país.
Solo en la última semana, unos 500 sirios arribaron a Chipre en barcos que zarparon de la costa libanesa, una cifra superior a la usual. En vista de ello, las autoridades chipriotas han evaluado diferentes lugares para acoger a los migrantes y planeado solicitar personal de la UE para apoyar la tramitación de solicitudes de asilo.
En Alemania, uno de los países más responsables de la gestión de la crisis migratoria en Europa, el gobierno federal se ve presionado para proporcionar ayuda financiera a sus estados a fin de contribuir a resolver el problema.
El canciller Olaf Scholz se reunió con dirigentes de 16 estados para debatir medidas de respuesta a la crisis migratoria, en un contexto en que los territorios del país teutón habían pedido financiación para atender las necesidades de los refugiados, actualmente fuera de su alcance, como las de alimentación, vivienda, cuidado e integración.
El Gobierno federal admitió el peso sobre los hombros de sus estados y llamó a los esfuerzos por concebir nuevas medidas para paliar la presión migratoria, incluida el control temporal de las fronteras con Polonia, la República Checa y Suiza y la aplicación de sanciones más estrictas a los traficantes de personas.
Además de sopesar la propuesta de la ministra del Interior, Nancy Faeser, de una legislación que acelere la deportación de los solicitantes de asilo no elegibles, el gabinete del país europeo tiene en cuenta adelantar la concesión de permiso laboral a quienes hayan conseguido el estatus.
Mientras, Italia y Albania se han puesto de acuerdo sobre la construcción de dos centros de acogida para migrantes en el país balcánico, cuya capacidad podría sumar tres mil personas a la vez. Ambas instalaciones serán gestionadas por Italia.
El pacto marca la primera vez que un país no perteneciente a la UE acogerá a migrantes en nombre de un miembro del bloque. Forma parte de los esfuerzos del mecanismo continental por evitar un aumento inusitado de la inmigración. En lo que va de año a Italia han entrado 145 mil personas por vía marítima, una fuerte subida respecto a 2022.
Sin alcanzar realmente un consenso sobre una solución cabal a la cuestión de migración, cada país de la UE está en busca de su propia clave. No obstante, la crisis migratoria constituye un gran desafío y requiere una solución a largo plazo basada en una estrecha cooperación regional.