Situado en el corazón del Mediterráneo, Túnez es uno de los puntos de tránsito más recurrente de los indocumentados que intentan llegar a Europa. Aunque las autoridades del país han aplicado medidas estrictas, el número de personas que migran de forma irregular a Europa sigue aumentando. Para prevenirlo, en julio pasado Túnez y la UE firmaron un memorando de entendimiento para conformar una asociación estratégica integral en materia de lucha contra la inmigración ilegal y por el desarrollo económico y las energías renovables. Se considera un modelo de coordinación entre la UE y otros países para hacer frente a los flujos migratorios a través del Mediterráneo hacia Europa.
En junio, la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, propuso ofrecer 105 millones de euros a Túnez para luchar contra la migración ilegal. Además, del mencionado paquete de asistencia financiera de 127 millones de euros para la aplicación del memorando de entendimiento con Túnez, la CE dedicará 60 millones de euros para respaldar al presupuesto de Túnez y otros 67 millones destinados a ayudar al país norteafricano a mejorar la capacidad de control de fronteras y combatir la trata de personas.
Según los últimos datos del Ministerio del Interior de Italia, desde principios de año han llegado a ese país 127 mil 207 refugiados, casi el doble de los 66 mil 237 registrados en el mismo período de 2022 y tres veces más que en 2021. Las enormes oleadas migratorias a la isla italiana de Lampedusa obligaron a este país a pedir ayuda a otros miembros de la UE.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha tratado de conseguir más ayuda de la UE y anunció una serie de medidas para detener los desembarcos, como aumentar el periodo máximo de detención de los refugiados en centros de internamiento, de 135 días a 18 meses, el máximo permitido por la ley.
Alemania también soporta la carga de los inmigrantes, ya que la principal economía de Europa ha recibido unas 175 mil solicitudes de asilo desde principios de año, sin incluir el más de un millón de ucranianos que ha acogido tras el estallido del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Ante la urgencia de la crisis migratoria, Ursula von der Leyen presentó el plan de acción de 10 puntos de la UE, que incluye un mecanismo de solidaridad. Según el plan, los países europeos acogerán a los migrantes llegados a Lampedusa, actualizarán la legislación europea contra la trata de seres humanos, estarán preparados para desplegar una nueva operación naval de la UE en el Mediterráneo, acelerarán la repatriación de los solicitantes de asilo rechazados y abrirán corredores humanitarios seguros para los migrantes.
La jefa de la CE se comprometió a intensificar la vigilancia aérea en el Mediterráneo por parte de las agencias europeas, incluida la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, Frontex, y a coordinar con los países emisores de migrantes la repatriación segura de quienes no reúnan las condiciones para obtener asilo en Europa.
Mientras tanto, para limitar el número de refugiados que llegan a Europa, los dirigentes franceses y alemanes han reconocido que son necesarios controles y vigilancia más estrictos en las fronteras exteriores de la UE.
Pero el problema de la inmigración ilegal debe atajarse de raíz, y las principales causas son en gran medida la guerra, los conflictos y la pobreza.