Según datos publicados el 11 de marzo por IQAir, una empresa de monitoreo de la calidad del aire con sede en Suiza, esos siete países son Australia, Nueva Zelanda, Bahamas, Barbados, Granada, Estonia e Islandia. Mientras tanto, los niveles de contaminación del aire siguen siendo peligrosamente altos en muchas naciones. Chad, un país pobre de África Central, era el de aire más contaminado del mundo con niveles de smog más de 15 veces superiores a las directrices de la OMS.
El nivel medio de polvo fino PM2.5 en el Chad alcanzó los 91,8 microgramos/m³, mientras el umbral de seguridad recomendado por la OMS es de 5 microgramos/m³. Además de Chad, otros cuatro países mostraban alarmantes niveles de contaminación: Bangladesh, Pakistán, República Democrática del Congo e India. En el caso de India, el más poblado del mundo, aunque ocupa el quinto lugar en la lista de naciones con peor calidad de aire, cuenta con 12 entre las 20 localidades más contaminadas del mundo.
En particular, Byrnihat, una ciudad en el noreste de la India, registró un nivel promedio de PM2,5 de 128 microgramos/m³, 25 veces más alto que el nivel recomendado por la OMS. El panorama mundial de la calidad del aire se ve empañado por la falta de datos, especialmente en Asia y África. Muchos países en desarrollo dependen de sensores de monitoreo de la calidad del aire instalados en las embajadas y consulados de Estados Unidos para rastrear los niveles de contaminación.
Sin embargo, el Departamento de Estado de Estados Unidos terminó recientemente este programa de vigilancia debido a restricciones presupuestarias y eliminó más de 17 años de datos del sitio web oficial del Gobierno estadounidense. Esta decisión ha suscitado preocupación porque al menos 34 países podrían perder el acceso a datos fiables sobre la contaminación. Según Christa Hasenkopf, directora del Programa de Aire Limpio del Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago, el programa de monitoreo de Estados Unidos juega un papel importante en la mejora de la calidad del aire en muchas ciudades.
Poner fin a ese programa creará una enorme brecha en los esfuerzos globales de control de la contaminación del aire. El cambio climático está contribuyendo al aumento de la contaminación atmosférica a nivel mundial, advierten los expertos. Las temperaturas más altas provocan incendios forestales más graves y prolongados, especialmente en el Sudeste Asiático y América del Sur. Estas catástrofes aumentan significativamente la concentración de polvo fino PM2.5 en el aire, afectando gravemente la salud humana.
Las zonas más contaminadas también son lugares con altas emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la quema de carbón, petróleo y gas, afirmó Shweta Narayan, experta de la Alianza Global para el Clima y la Salud. Destacó que la contaminación del aire y la crisis climática son dos caras de la misma moneda.
Algunas ciudades han logrado mejorar la calidad del aire adoptando estrictas medidas de control. Pekín (China), Seúl (Corea del Sur) y Rybnik (Polonia) han reducido significativamente los niveles de contaminación mediante políticas que limitan las emisiones de los vehículos, las centrales eléctricas y la industria. Al mismo tiempo, promueven el uso de energía limpia e invierten en transporte público.
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) ha firmado un acuerdo para controlar la niebla transfronteriza causada por los incendios forestales, un grave problema en la región durante la estación seca. Aunque su eficacia es limitada, supone un importante paso adelante en la cooperación regional para reducir la contaminación atmosférica. Según datos de la OMS, la mala calidad del aire es la mayor amenaza ambiental para la salud humana y causa alrededor de siete millones de muertes cada año en todo el mundo. Esto plantea la urgente necesidad de fortalecer las medidas para controlar y reducir la contaminación del aire para proteger la salud pública y los ecosistemas globales.